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martes, 2 de octubre de 2018

Finalizacion de las Fiestas de las Tiendas


Finalización de las Fiestas de las Tiendas.
Para hoy, día veintitrés del séptimo mes, terminada las Fiestas de las Tiendas, Calendario del Señor, tenemos bellos acontecimientos que contarles. Que el Espíritu Santo nos dé, a cada uno, la capacidad de entendimiento de la Palabra, para el mayor aprovechamiento de las mismas, para nuestros tiempos.  Amen.

"El día veintitrés del mes séptimo Salomón despidió a la gente y ellos marcharon a sus casas alegres y contentos por todos los beneficios que el Señor había hecho a David, a Salomón y a su pueblo, Israel." 2 Crónicas 7, 10.

Ciertamente, y ya nos consta a muchos de nosotros, el beneficio producto de estas fiestas. Ahora: la hora de la despedida, algunos se quedan y otros deben viajar, pues las fiestas se terminaron y como en toda fiesta, salimos y nos despedimos; cada quien se lleva a sus respectivas casas, con satisfacción: lo aprendido, gozado, vivido, compartido, comido, tomado, disfrutado.

A continuación, Palabras de Jesús para el día de hoy, pues a pesar de la culminación de las fiestas para su momento, aún no había llegado Su momento. Tal día como hoy en el bello caminar de Jesús en la tierra, acontecimientos y Palabras que quedaran para siempre:

“Pero, al amanecer, se presentó [Jesús] de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a Él, y Él, allí sentado los instruía.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer que había sido sorprendida en adulterio. Y poniéndola delante, dicen a Jesús: <<Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. En la Ley Moisés nos mandó apedrear a esas; pero tú, ¿Qué dices?>>. Decían esto para tenderle un lazo, con el fin de tener de que acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía en el suelo con el dedo. Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: <<El que entre ustedes este sin pecado, sea el primero en tirar una piedra contra ella>>. E inclinándose otra vez, seguía escribiendo en el suelo. Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta quedar solos Jesús y la mujer, que estaba allí delante. Incorporándose entonces Jesús, le dijo: <<Mujer, ¿Dónde están? ¿Nadie te condeno?>>. Ella respondió: <<Nadie, Señor>>. Le dice Jesús: <<Pues tampoco yo te condeno; vete, y desde ahora en adelante no peques más>>.

Jesús les hablo de nuevo: <<Yo soy la Luz del mundo: el que me sigue no andara en las tinieblas, sino que tendrá la Luz de la Vida>>.

Le replicaron los fariseos: <<Tu das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es válido>>. Jesús les contesto: <<Aunque yo de testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de donde viene y a donde voy, pero ustedes no saben de dónde vengo o adónde voy. Ustedes juzgan según la carne, yo no juzgo a nadie. Pero si juzgara, mi juicio, sería válido, porque no estoy solo, sino yo y el que me ha enviado. En su misma ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, pero también da testimonio de mí el Padre que me ha enviado>>.

Le preguntan entonces: << ¿Dónde está tu Padre? >>. Jesús contesto: <<Ni a mí me conocen ni a mi Padre; si a mí me conocieran, conocieran también a mi Padre>>.

Estas Palabras las dijo junto al tesoro, mientras estaba enseñando en el templo; y nadie le echo mano, porque aún no había llegado su hora.

De nuevo les dijo Jesús: <<Yo me voy, ustedes me buscarán, pero morirán en sus pecados. A donde yo voy, no podrán venir ustedes>>.

Decían los judíos: << ¿Acaso se va a suicidar?, puesto que dice: << ¿A dónde yo voy, no podrán venir ustedes?>>. Pero Él seguía diciéndoles: <<Ustedes son de aquí abajo; yo soy de allá arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo. Se los he dicho que morirán en sus pecados, porque en sus pecados morirán si no creen que yo soy el que soy>>.”

Le preguntaban, pues: << ¿Y quién eres tú?>>. Jesús les contesto: <<El Principio, el que ahora les está hablando. Muchas cosas tengo que decir y juzgar acerca de ustedes; pero el que me ha enviado es veraz, y lo que yo oí de Él, eso es lo que digo al mundo>>.

Ellos no comprendieron que les estaba hablando del Padre. Jesús añadió: <<Cuando levanten en alto al Hijo del hombre, entonces conocerán que yo soy el que soy y que nada hago por mi cuenta, sino que, conforme a lo que el Padre me enseño, así hablo. Conmigo está el que me ha enviado: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que es de su agrado>>.

Cuando dijo estas cosas, fueron muchos los que creyeron en Él. Decía Jesús a los judíos que le habían creído: <<Si ustedes permanecen en mi Palabra, son verdaderamente discípulos míos: conocerán la verdad, y la verdad los hará libres>>.

Ellos le respondieron: <<Nosotros somos descendientes de Abrahán y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú eso de “serán libres”?>>. Jesús les contesto: <<De verdad les aseguro: todo el que comete el pecado, es esclavo del pecado. Pero el esclavo no se queda en la casa para siempre, mientras que el hijo si se queda para siempre. Pues si el Hijo los hace libres, libres serán realmente. Ya sé que son descendientes de Abrahán, pero pretenden matarme, porque mi Palabra no cala en ustedes. Lo que yo he visto estando junto al Padre, eso hablo; hagan ustedes lo que han oído a su padre>>.

Ellos le respondieron: <<Nuestro padre es Abrahán>>. Le contesta Jesús: <<Si son hijos de Abrahán, hagan las obras de Abrahán. Pero ahora pretenden matarme: precisamente a mí que les he dicho la verdad, la verdad que he oído estando junto a Dios. Eso no lo hizo Abrahán. Hagan ustedes las obras de su padre>>.

Ellos le dijeron: << ¡Nosotros no somos hijos de prostitución! ¡Un solo Padre tenemos: Dios ! >>. Les respondió Jesús: <<Si Dios fuera su Padre, me amarían a mí, porque yo salí y vengo de Dios; pues no he venido por mi cuenta, sino que Él me ha enviado. ¿Por qué no entienden mi lengua? Es que no pueden escuchar mi Palabra. Ustedes proceden del diablo, que es su padre, y son los deseos de su padre los que quieren poner en práctica. Él fue homicida desde el principio; y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando profiere la mentira, está diciendo lo que es propio, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí, porque les digo la verdad, no quieren creerme. ¿Quién de ustedes puede demostrar que he pecado? Si yo digo la verdad, ¿Por qué no quieren creerme? El que es de Dios escucha las Palabra de Dios. Por eso no escuchan ustedes, porque no son de Dios>>.

Los judíos le respondieron: << ¿No decimos con razón que tú eres samaritano y que estas endemoniado?>>. Contesto Jesús: <<Yo no estoy endemoniado, sino que honro a mi Padre, mientras que ustedes me quitan todo honor. Pero yo no busco mi gloria; ya hay uno que la busca y que juzga. De verdad les aseguro: el que guarda mi Palabra no vera la muerte jamás>>.

Le dijeron los judíos: <<Ahora sí que estamos seguros de que estas endemoniado. Murió Abrahán y los profetas. Y tú dices: “El que guarda mi Palabra, no experimentara la muerte jamás”. ¿Acaso eres tu mayor que nuestro padre Abrahán, que murió? Y también los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú?>> Respondió Jesús: <<Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es el Padre el que me glorifica, de quien ustedes dicen que es Dios suyo, pero al que no conocen. En cambio, yo si lo conozco. Si dijera que no lo conozco, seria, al igual que ustedes, un embustero. Pero si lo conozco y guardo su Palabra. Su padre Abrahán se llenó de gozo con la idea de ver mi día. Lo vio, y se llenó de júbilo>>.

Le contestaron los judíos: << ¿Todavía no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?>>. Les respondió Jesús: <<De verdad les aseguro: antes que Abrahán existiera, yo soy>>.

Entonces tomaron piedras para lapidarle; pero Jesús se escondió y salió del templo.” Santas Palabras de Jesús y acontecimiento para hoy, santo evangelio Juan 8, 2-59.