Buscar este blog

Traducir

sábado, 18 de febrero de 2017

La idolatría y la furia de Dios



“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?” (Mateo, 16:24-26)


“Digo lo que escucho, escribo lo que veo: 

¿Quién está dejando de alimentarse?: son Sus palabras.
 La furia de Dios lo hace enrojecerse,
no lo podemos calmar, solo algunos lo calman,
pero igual, algunos lo calman y otros: lo enfurecen.

Hay niños que no están siendo alimentados,
hay padres que dejan de alimentarse por sus hijos.
Se pregunta Dios: ¿Por qué no se están alimentando?

Dejamos de lado las cosas de Dios, nuestros pasos se
dirigen lejos de Él, nuestro andar es torcido: ¿para qué? ¿Qué ganamos?
“No vale la pena”: son sus palabras. Esa figura, venderla: ¿por cuánto?”

“14 El hombre con su saber se embrutece,
el orfebre con su ídolo fracasa:
son imágenes falsas, sin aliento,
15 están vacías y no sirven para nada;
El día de rendir cuentas perecerán.” 
(Jeremías, 10:14-15)