Salmo 9,
1-7 |
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“Yo te alabo, Señor, con todo
el corazón, |
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Alef |
Refiriendo tus numerosas
maravillas. |
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En ti gozo y exulto |
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Y canto salmos a tu Nombre,
Altísimo. |
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Cuando mis enemigos
retroceden, |
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Bet |
Tropiezan y perecen ante tu
presencia, |
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Pues tú llevas mi causa y mi
litigio, |
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Sentado en tu tribunal de
justo juez. |
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“Tu repruebas a los pueblos,
extirpas al impío |
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Guimel |
Y borras sus nombres para
siempre: |
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Perece el enemigo en ruina
sempiterna, |
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Arrasas sus ciudades, se
pierde su recuerdo.” |
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Salmo 33, 1-5. |
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“Bendeciré al Señor en todo
tiempo, |
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Alef |
Sus alabanzas siempre en mi
boca. |
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Mi alma se gloria en el Señor |
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Bet |
Y, al oírlo, se alegran los
humildes. |
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Alabad conmigo al Señor, |
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Guimel |
Ensalcemos al unísono su
Nombre. |
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Cuando busco al Señor, Él me
responde |
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Dalet |
Y me libra de todos mis
terrores.”
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Salmo 36, 1-6. |
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“No te enojes por causa del
impío |
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Alef |
Ni envidies al autor de
iniquidad, |
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Pues presto como el heno
languidecen |
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Como la hierba verde se
marchitan. |
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Confía en el Señor y obra
bien: |
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Bet |
Moraras en el país |
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Y de tu fidelidad tendrás
contento. |
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Deja al Señor tus
suertes, |
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Guimel |
Y abandónate a Él, que Él
obrara. |
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El pondrá en plena luz tu
causa justa |
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Dalet |
Y en claror de mediodía, tus
derechos.”
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Salmo 110, 1-2. |
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“Aleluya. |
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Alabare al Señor con todo el
corazón, |
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Alef |
En el consejo de los justos |
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Bet |
Y en la plena asamblea. |
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Grandiosas son las obras del
Señor, |
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Guimel |
Meditadas por todos |
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Dalet |
cuantos tienen en ella sus
contentos."
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Salmo 111, 1-2 |
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“Aleluya. |
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Dichoso el hombre que teme al
Señor |
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Alef |
Y tiene en sus mandatos sus
contentos. |
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Bet |
Pujante en el país es su
linaje, |
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Guimel |
Pues la estirpe del justo es
bendecida.” |
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Dalet
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Salmo 118, 1-32. |
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“Dichosos los que, sin mancha
en su conducta, |
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Alef |
La ley del Señor toman por
guía; |
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Dichosos quienes observan sus
avisos |
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Y lo buscan con todo el
corazón, |
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Que no incurren en maldad |
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Y se guían por sus sendas. |
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Tú diste tus mandatos |
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A fin de que se cumplan con
esmero: |
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Ojala que mis pasos sean
firmes |
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En la guarda de tus leyes. |
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No quedare entonces defraudado |
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Por seguir tus dictados; |
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Con recto corazón te alabare, |
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Al aprender tus justas
decisiones. |
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Tus mandatos yo, cierto, he de
cumplirlos: |
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No me dejes por nada en
abandono. |
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¿Cómo podrá un joven seguir el
buen camino? |
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Bet |
Cumpliendo tu palabra. |
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Yo te busco con todo el
corazón: |
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No permitas que me desvíe de
tus mandatos; |
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En mi interior escondo tus
palabras, |
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A fin de no pecar en tu
presencia. |
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Bendito seas Señor, |
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Enséname tus leyes. |
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Con mis labios yo anuncio |
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Las decisiones todas de tu
boca. |
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En seguir tus avisos tengo
gozo, |
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Más que en toda riqueza. |
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Tus preceptos yo quiero
meditarlos |
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Y fijarme en tus senderos. |
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En tus leyes me complazco: |
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Jamás me olvidare de tu
palabra. |
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Haz merced a tu siervo: |
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Guimel |
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Que yo viva y guarde tu
palabra. |
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Destápame los ojos y que vea |
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Los misterios de tu ley. |
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Yo soy un peregrino por el
mundo: |
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No me ocultes tus preceptos. |
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Mi alma se deshace de
nostalgia |
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Hacia tus decisiones, de
continuo. |
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Tú lanzas maldición a los
soberbios |
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Que abandonan tus leyes. |
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Ahórrame el oprobio y la
deshonra: |
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Yo observo tus avisos. |
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Aunque
se unan los grandes y tramen contra mí, |
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Meditara tu siervo tus
mandatos: |
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Yo tengo en tus avisos mis
delicias, |
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Y ellos son mis consejeros. |
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Mi alma está tocando con el
polvo: |
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Dalet |
Dame vida conforme a tu
palabra. |
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Yo describo mi camino y tú me
atiendes: |
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Adoctríname en tus
instituciones; |
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Introdúceme al curso de tus
leyes, |
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Que yo pueda rumiar tus
maravillas. |
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Mi alma es toda llanto de
pesar: |
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Susténtame, conforme a tu
palabra. |
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Ahórrame las sendas mentirosas |
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Y hazme la gracia de tu ley. |
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Yo he elegido la senda de
verdad |
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Y hago mío tus juicios; |
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Yo me apego a tu enseñanza: |
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No permitas, Señor, que me
avergüence. |
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Correré por los caminos de tu
ley, |
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Pues tu ensanchas mis
entrañas.” |
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