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lunes, 13 de febrero de 2017

El infinito

“Yo soy el alfa y el omega, el primero y el último, el principio y el fin.” (Palabras de Jesús, Apocalipsis 22:13) 

Cuando Dios se le presenta a Moisés en forma de zarza ardiente, Moisés se dijo:  
     “- Voy a acercarme a mirar este espectáculo tan admirable: cómo es que no se quema la zarza. 
     4 Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: 
     - Moisés, Moisés. 
     Respondió el:
     - Aquí estoy. 
     5 Dijo Dios: 
     - No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, porque el sitio que pisas es terreno sagrado. 
     Y añadió: 
     - Yo soy el Dios de tu padre, El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob” (Éxodo, 3:5-6) 

Con estas palabras que da Dios a Moisés, se presenta como el Supremo que siempre ha sido y que siempre ha existido, que ha permanecido y permanecerá, que ha vivido eternamente y que representa la vida. 

“1 Al principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. 2 Ella existía al principio junto a Dios. 3 Todo existió por medio de ella, y sin ella nada existió de cuanto existe. 4 En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres; 5 la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.” (Evangelio de Juan, 1:1-5) 

Cuando Dios le da la misión a Moisés de ir a hablar con el faraón y con los israelitas para liberarlos de su esclavitud en Egipto, ante la pregunta de Moisés qué les diré cuando me presente ante ellos para que me crean, la respuesta de Dios fue: “- Soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me envió a ustedes.” (Éxodo, 14) 

A través del verbo estar nos dice Dios cómo se ha manifestado: como luz, palabra, vida, amor, verdad, lo incorruptible: “14 La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y verdad.” (Evangelio de Juan, 1:14) 

El alfa y el omega, el primero y el último, el principio y el final, palabras que nos describen al Ser infinito, el poder que todo lo abarca, El que permanece eternamente. 

“¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído? 
El Señor es un Dios eterno 
y creó los confines del mundo. 
No se cansa, no se fatiga, 
es insondable su inteligencia” (Isaías, 40:28) 


El cumplimiento de la Ley de Dios


"Es de carácter Universal la Ley y Su cumplimiento. Toda sociedad está amparada por los Mandamientos.
Los Mandamientos se escribieron y divulgaron en función de Su conocimiento y cumplimiento.
Conocer la Ley y no cumplirla, tiene su grave consecuencia.
Oremos por aquellos que no conocen La Ley y por desconocimiento no la aplican.
Ya hay un sentido común, que hace que sepamos reconocer aquello que es malo y lo que es bueno.
Serían muy malos padres o custodios, aquellos que dañan o pervierten a los descendientes; bien sean, propios o de otros.
"La juventud no asistida es una juventud perdida". Esto porque hay quienes se aprovechan de aquellos más jóvenes e inocentes para pervertirlos.
Pecado gravísimo, ante los Ojos de Dios, aquel que pervierta a la juventud y haga que esas espigas, del fruto naciente, se pierdan y no den su debida cosecha.
Seamos celosos con nuestros hijos y cuidémoslos, protejámoslos y valorémoslos, de estos sitios que proliferan en sociedad. Espacios oscuros con cuartos muy, muy oscuros, donde se presta para la prostitución, alcoholismo y  drogadicción. Generando así,  una muerte segura de cuerpo y alma. El mal trata de dañar a todos, grandes y chicos, generando espacios oscuros para su perdición.
"Hay que saber decir: "No" para no sucumbir ante la tentación, y decir: "SI" para prontamente salir de los espacios oscuros, de manera ilesa. Y así, cuando llegue El Nuevo Amanecer, estemos libres de pecado y lleguemos con cabeza erguida y sin culpas, a quienes nos esperan.
En la crucifixión de Jesús:
"Le daban vino mezclado con mirra pero Él no lo aceptó". Evangelio según Marcos 15, 23.
"Él hizo al hombre desde el principio, y lo dejó en manos de su deliberación. Si quieres, guardarás los Mandamientos; cumplirás fielmente Su voluntad.
Puso ante ti, fuego y agua; allá donde quieras, extenderás tú mano.
Ante el hombre está la vida y la muerte; lo que él elija se le dará. Porque grande es la sabiduría del Señor. Es fuerte en poder y todo lo ve. Están Sus ojos sobre los que le temen; conoce todas las obras del hombre. A nadie mandó ser impío; a nadie dio permiso para pecar." Eclesiástico 15, 14.