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lunes, 27 de mayo de 2019

Cacao




"Junto al rio, a su orilla, por uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales, cuyo follaje no se marchitará y cuyo fruto no se agotará: cada mes producirán nuevos frutos, porque sus aguas manan del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina." Palabras del Señor, Dios. Ezequiel 47, 12.

El árbol del cacao es otro de los arboles creado por Dios, y El creo todo para nuestro beneficio, pues Dios es un Padre bueno y Todopoderoso. Entre los beneficios que encontramos en el fruto del cacao:
es un alimento que suministra nutrientes para el organismo, nutrientes que nos ayudan, como la palabra lo dice, a alimentarnos y además de alimentarnos, tiene sus propiedades curativas.

Este es un árbol que crece a las orillas del rio, ciertamente de lado y lado, depende del agua permanente, siempre tiene hojas y siempre tiene frutos. 

Del procesamiento del fruto, la pasta del cacao, ingerirlo, comerlo, preferiblemente lo más puro posible, de requerir endulzarlo, preferible con papelón.

Del fruto, hojas y aceite del cacao, se obtienen beneficios para la salud.

[El uso, del fruto, hojas y aceites: Arritmia cardiaca,  Arterioesclerosis, Asma, Astenia, Bradicardia, Circulación sanguínea,  Cardiotónico, Cariostatico, Cutis seco, Debilidad,, Deficiencia de magnesio, Depresión, Diabetes,  Diarrea, Disentería, Diurético, Dolores musculares, Edemas, Fatiga muscular, Fisuras del recto, Grietas de la cara, labios o senos, Heridas, Hipertensión arterial, Inflamaciones, Insomnio, Lactancia materna, Malaria, Memoria, Neumonía, Ojos, Resequedad de la piel, Retención de líquido, Reumatismo, Sarna, Sedante, Sistema nervioso, Tos y Tos convulsiva.]

miércoles, 22 de mayo de 2019

El Sermón del monte: Las bienaventuranzas.


Mateo 5 - Biblia Septuaginta al Español
[El Sermón del monte: Las bienaventuranzas]
“1. Y viendo las turbas, subió al monte; y, sentándose él, se le acercaron sus discípulos;
2. y abriendo su boca, enseñóles diciendo:
3. «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
4. Bienaventurados los llorosos, porque ellos serán consolados.
5. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
6. Bienaventurados los hambrientos y sedientos de la justicia, porque ellos serán hartos.
7. Bienaventurados los compasivos, porque ellos serán compadecidos.
8. Bienaventurados los puros del corazón, porque ellos a Dios verán.
9. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos hijos de Dios serán llamados.
10. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11. Bienaventurados sois, cuando os afrentaren y persiguieren y dijeren todo lo malo, contra vosotros, mintiendo por causa mía.
12. Alegráos y alborozáos, porque vuestro galardón,(a) mucho en los cielos; pues así persiguieron a los profetas, a los anteriores a vosotros.»
[La sal de la tierra]
13. «Vosotros sois la sal de la tierra; pero, si la sal se desvaneciere ¿con qué se la salará(b) ? Para nada vale ya, sino para que arrojada fuera, sea hollada por los hombres.
[La luz del mundo]
14. Vosotros sois la luz del mundo. No puede una ciudad ocultarse que sobre monte yaciere;
15. ni encienden lumbre y pónenla bajo el celemín; sino sobre el candelabro; y luce a todos los de la casa.
16. Así luzca vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre el de los cielos.»
[Jesús y la ley]
17. «No creáis que he venido a derogar la ley o los profetas; no he venido a derogar sino a cumplir(c) .
18. Pues, en verdad os digo que hasta que pasare el cielo y la tierra, jota(d) alguna o tilde alguna no pasará, no, de la ley, hasta que todo se haga.
19. Quien, por tanto, quebrantare uno de estos mandamientos, de los más pequeños, y enseñare así a los hombres, el más pequeño será llamado en el Reino de los Cielos; pero, el que hiciere y enseñare, ése grande será llamado en el Reino de los Cielos.
20. Porque os digo que, si no abundare vuestra justicia más que la de los escribas y fariseos, no entraréis, no, en el Reino de los Cielos.»
[Jesús y la ira]
21. «Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás»; y el que matare, reo será del juicio.
22. Mas yo os digo que todo el que se airare con su hermano, reo será del juicio; pero el que dijere a su hermano «¡Racá!»,(e) reo será del tribunal(f) pero el que dijere: «¡Insensato!(g) reo será de la gehenna(h) del fuego.
23. Si trajeres, pues, tu don al altar, y allí recordares que tu hermano tiene algo contra ti,
24. deja allí tu don delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano y entonces, viniendo, presenta tu don.
25. Sé benévolo con tu adversario luego, mientras estés con él en el camino; no sea que te entregue el adversario al juez y el juez al ministro; y a la guardia seas arrojado;
26. en verdad te digo, no saldrás de allí, mientras no pagues el último cuadrante(i) .
[Jesús y el adulterio]
27. Habéis oído que se dijo: No adulterarás.
28. Yo, empero, os digo que todo el que mirare mujer para codiciarla, ya ha fornicado con ella en su corazón.»
29. «Y, si tu ojo el derecho te escandaliza, arráncale y arrójale de ti; pues te conviene que perezca uno de tus miembros y tu cuerpo entero no sea arrojado a la gehenna.
30. Y, si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala de ti; pues te conviene que perezca uno de tus miembros y tu cuerpo entero no vaya a la gehenna.»
[Jesús y el divorcio]
31. «Se ha dicho: Quien repudiare a su mujer, déle libelo de repudio.
32. Mas yo os digo que todo el que repudiare a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hácela adulterar, y el que con repudiada se casare, adultéra.»
[Jesús y los juramentos]
33. «De nuevo, habéis oído que se ha dicho a los antiguos: No perjurarás, y cumplirás al Señor tus juramentos.
34. Mas yo os digo que no juréis en manera alguna: ni por el cielo porque trono es de Dios,
35. ni por la tierra, porque peana es de sus pies; ni por Jerusalén, porque ciudad es del gran rey.
36. Ni por tu cabeza jures, porque no puedes un solo cabello blanco hacer o negro.
37. Mas sea vuestra palabra: «sí, sí; no, no»; pero lo que excede de esto, del mal es.»
[El amor hacia los enemigos]
38. «Habéis oído que se ha dicho: Ojo por ojo y diente por diente.
39. Mas yo os digo que no resistáis al mal: sino que quien te golpeare en tu mejilla derecha vuélvele también la otra;
40. y al que quisiere enjuiciarte y tu túnica tomar, déjale también el manto;
41. y quien te forzare(j) una milla, ve con él dos;
42. al que te pidiere, dale, y al que quisiere prestado de ti, no te vuelvas(k) de él.
43. Habéis oído que se ha dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo(l) .
44. Yo, empero, dígoos, amad a vuestros enemigos(m) , y orad por los que os persiguen;
45. para que os hagáis hijos de vuestro Padre, el de los cielos; porque alza su sol sobre malos y buenos, y llueve sobre justos e injustos.
46. Pues, si amareis a los que os aman ¿qué galardón tenéis? ¿No hacen también los publicanos lo mismo?
47. Y si saludareis a vuestros hermanos solamente ¿qué demás hacéis? ¿no hacen también los gentiles lo mismo?
48. Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre, el celestial, perfecto es.» “
Mateo 6 - Biblia Septuaginta al Español
[Jesús y la limosna]
“1. «Guardaos de no hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; pues, de no, galardón no tenéis delante de vuestro Padre, el de los cielos.
2. Cuando, pues, hicieres limosna, no trompetees delante de ti, como los hipócritas hacen en las sinagogas y en las calles, para ser glorificados de los hombres. En verdad dígoos, reciben su galardón.
3. Pero, tú, haciendo limosna, no sepa tu izquierda qué hace tu derecha;
4. para que sea tu limosna en oculto; y tu Padre, el que ve en lo oculto, te recompensará.»
[Jesús y la oración]
5. «Y, cuando orareis, no seréis como los hipócritas; porque aman, en las sinagogas y en las esquinas de las calles, de pie, orar, para ser vistos de los hombres. En verdad os digo, reciben su galardón.
6. Tú, empero, cuando orares, entra en tu alcoba y cerrando tu puerta, ora a tu Padre el en lo oculto; y tu Padre, el que ve en lo oculto, te recompensará.
7. Y orando, no parléis como los gentiles, pues creen que en su verbosidad serán escuchados.
8. No os asemejéis, pues, a ellos; porque sabe vuestro Padre lo que necesitáis, antes de pedírselo vosotros.
9. Así, pues, oraréis vosotros: «Padre nuestro, el de los cielos, santifíquese(a) tu nombre(b) ;
10. llegue tu reino(c) ; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra;
11. el pan nuestro, el del día, dánosle hoy.
12. Y perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
13. Y no nos entres en tentación(d) , sino líbranos del mal(e) .
14. Pues, si perdonareis a los hombres sus caídas, os perdonará también vuestro Padre el celestial;
15. pero, si no perdonareis a los hombres, ni vuestro Padre perdonará las caídas vuestras.
[Jesús y el ayuno]
16. Y, cuando ayunareis, no os pongáis como los hipócritas, mustios; pues demudan sus rostros para aparecer a los hombres ayunando. En verdad os digo, reciben su galardón.
17. Tú, empero, ayunando, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18. para no aparecer a los hombres ayunando, sino a tu Padre, el en lo oculto; y tu Padre, el que ve en lo oculto, te recompensará.»
[Tesoros en el cielo]
19. «No os atesoréis tesoros sobre la tierra, donde carcoma y herrumbre destruyen, y donde hurtadores desentierran y hurtan;
20. pero atesoraos tesoros en el cielo donde ni carcoma ni herrumbre destruyen y donde hurtadores no desentierran ni hurtan;
21. pues, donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.
[La lámpara del cuerpo]
22. La candela de tu cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo fuere sencillo(f) , todo tu cuerpo luminoso será;
23. pero, si tu ojo estuviere malo, todo tu cuerpo tenebroso será. Si pues la luz, la en ti, tinieblas fuere, las tinieblas ¡cuántas(g) !
[Dios y las riquezas]
24. Nadie puede servir a dos señores; pues, o al uno odiará y al otro amará; o al uno adherirá y al otro despreciará; no podéis a Dios servir y al Mamoná(h) .
[El afán y la ansiedad]
25. Por esto os digo, no os solicitéis de vuestra alma(i) , qué comáis o qué bebáis, ni de vuestro cuerpo qué os vistáis ¿Acaso el alma no es más que la comida y el cuerpo que el vestido?
26. Contemplad los volátiles del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni allegan en graneros, y vuestro Padre el celestial, aliméntalos, ¿No sois vosotros mucho más que ellos?
27. Y ¿quién de vosotros, solicitándose, puede añadir a su vida codo uno(j) ?
28. Y del vestido ¿qué os solicitáis? aprended de los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan.
29. Y dígoos que ni Salomón en toda su gloria cubrióse como uno(k) de éstos.
30. Pero, si a la hierba del campo que hoy es y mañana en el horno se arroja, Dios viste así, ¿cuánto más a vosotros, poco creyentes?
31. No os solicitéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Qué nos vestiremos?
32. Pues todo esto los gentiles lo buscan; porque sabe vuestro Padre, el celestial, que necesitáis todo esto.
33. Mas, buscad primero la justicia y el reino de él y todo esto se os añadirá.
34. No os solicitéis, pues, del mañana, pues el mañana, se solicitará de sí mismo; basta al día su mal.» “
Mateo 7 - Biblia Septuaginta al Español
[El juzgar a los demás]
“1. «No juzguéis para que no se os juzgue;
2. pues, con el juicio que juzgáis, se os juzgará; y, con la medida que medís, se os medirá.
3. ¿Y qué miras la paja, la en el ojo de tu hermano, y la en ojo, el tuyo, viga no adviertes?
4. O ¿cómo dirás a tu hermano: «Deja arroje yo la paja del ojo tuyo», y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5. Hipócrita, arroja primero de tu ojo la viga, y entonces verás de arrojar la paja del ojo de tu hermano.»
6. «No deis lo santo(a) a los perros(b) , ni arrojéis vuestras perlas(c) delante de los puercos, no sea que las huellen con sus pies, y, volviéndose, os destrocen a vosotros.»
[La oración, y la regla de oro]
7. «Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; golpead, y se os abrirá.
8. Pues todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que golpea, se le abrirá.
9. O ¿quién de vosotros es el hombre a quien, si pidiere su hijo pan, una piedra le dará?
10. O también un pez pidiere ¿una sierpe le dará?
11. Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dones buenos dar a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre, el de los cielos, dará lo bueno a los que le pidieren?
12. Todo, pues, cuanto quisiereis que a vosotros hagan los hombres, así también vosotros hacedles; que ésta es la ley y los profetas.»
[La puerta estrecha]
13. «Entrad por la estrecha puerta; porque ¡ancha, la puerta y espacioso el camino que conduce a la perdición!; y muchos son los que van por él.
14. ¡Qué estrecha la puerta y angosto el camino, que conduce a la vida, y pocos son los que le encuentran!
[Por sus frutos los conoceréis]
15. Guardaos de los falsos profetas los que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas; pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos les conoceréis.
16. ¿Acaso cogen de las espinas uvas o de los abrojos higos?
17. Así todo árbol bueno frutos hermosos hace; pero el podrido árbol frutos malos hace.
18. No puede árbol bueno frutos malos llevar, ni árbol carcomido frutos hermosos llevar.
19. Todo árbol que no hace fruto hermoso, cortado es y al fuego, arrojado.
20. Por sus frutos, pues, ciertamente les conoceréis.
[Nunca os conocí]
21. No todo el que me dijere: «¡Señor, Señor!», entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre, el de los cielos.
22. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no hemos en tu nombre profetizado, y en tu nombre arrojado los demonios; y en tu nombre virtudes muchas hecho?»
23. Y entonces les confesaré que «jamás os conocí: apartaos de mí, los que obráis la iniquidad».
[Los dos cimientos]
24. Todo aquel, pues, que oye estas palabras mías y las hace, se asemejará a varón prudente, que edificó su casa sobre la peña.
25. Y descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y despeñáronse sobre aquella casa, y no cayó; pues fundada estaba sobre la peña.
26. Y todo el que oye estas palabras mías, y no las hace, se asemejará a varón necio, que edificó su casa sobre la arena.
27. Y descendió la lluvia y vinieron los ríos y soplaron los vientos, y batieron aquella casa, y cayó, y fue su ruina grande».
28. Y aconteció cuando Jesús acabó estas palabras, asombráronse las turbas de su doctrina;
29. pues estábales enseñando como quien tiene poder, y no como los escribas de ellos.”