"Es de carácter Universal la Ley y Su cumplimiento.
Toda sociedad está amparada por los Mandamientos.
Los Mandamientos se escribieron y divulgaron en función de
Su conocimiento y cumplimiento.
Conocer la Ley y no cumplirla, tiene su grave consecuencia.
Oremos por aquellos que no conocen La Ley y por
desconocimiento no la aplican.
Ya hay un sentido común, que hace que sepamos reconocer
aquello que es malo y lo que es bueno.
Serían muy malos padres o custodios, aquellos que dañan o
pervierten a los descendientes; bien sean, propios o de otros.
"La juventud no asistida es una juventud perdida".
Esto porque hay quienes se aprovechan de aquellos más jóvenes e inocentes para
pervertirlos.
Pecado gravísimo, ante los Ojos de Dios, aquel que pervierta
a la juventud y haga que esas espigas, del fruto naciente, se pierdan y no den
su debida cosecha.
Seamos celosos con nuestros hijos y cuidémoslos,
protejámoslos y valorémoslos, de estos sitios que proliferan en sociedad.
Espacios oscuros con cuartos muy, muy oscuros, donde se presta para la
prostitución, alcoholismo y
drogadicción. Generando así, una
muerte segura de cuerpo y alma. El mal trata de dañar a todos, grandes y
chicos, generando espacios oscuros para su perdición.
"Hay que saber decir: "No" para no sucumbir
ante la tentación, y decir: "SI" para prontamente salir de los
espacios oscuros, de manera ilesa. Y así, cuando llegue El Nuevo Amanecer,
estemos libres de pecado y lleguemos con cabeza erguida y sin culpas, a quienes
nos esperan.
En la crucifixión de Jesús:
"Le daban vino mezclado con mirra pero Él no lo
aceptó". Evangelio según Marcos 15, 23.
"Él hizo al hombre desde el principio, y lo dejó en
manos de su deliberación. Si quieres, guardarás los Mandamientos; cumplirás
fielmente Su voluntad.
Puso ante ti, fuego y agua; allá donde quieras, extenderás
tú mano.
Ante el hombre está la vida y la muerte; lo que él elija se
le dará. Porque grande es la sabiduría del Señor. Es fuerte en poder y todo lo
ve. Están Sus ojos sobre los que le temen; conoce todas las obras del hombre. A
nadie mandó ser impío; a nadie dio permiso para pecar." Eclesiástico 15,
14.
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