“En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí
mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida la
perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un
hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para
recobrarla?” (Mateo, 16:24-26)
“Digo lo que escucho, escribo lo que veo:
¿Quién está dejando de alimentarse?: son Sus palabras.
La furia de Dios lo hace
enrojecerse,
no lo podemos calmar, solo algunos lo calman,
pero igual, algunos lo calman y otros: lo enfurecen.
Hay niños que no están siendo alimentados,
hay padres que dejan de alimentarse por sus hijos.
Se pregunta Dios: ¿Por qué no se están alimentando?
Dejamos de lado las cosas de Dios, nuestros pasos se
dirigen lejos de Él, nuestro andar es torcido: ¿para qué? ¿Qué ganamos?
“No vale la pena”: son sus palabras. Esa figura, venderla: ¿por cuánto?”
“14 El hombre con su saber se embrutece,
el orfebre con su ídolo fracasa:
son imágenes falsas, sin aliento,
15 están vacías y no sirven para nada;
El día de rendir cuentas perecerán.”
(Jeremías, 10:14-15)
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