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viernes, 10 de marzo de 2017

Ejercicio de fe




“La espada no me cortaría,
aunque tuviese los ojos cerrados,
así la espada esté afilada y parezca grandiosa,
aunque se esté acorralado,
no me cortará.

Aunque el malvado tenga un ejército que parezca invencible,
con temibles seres de ojos rojos y estrambóticas vestiduras,
el Señor pone a salvo al justo.

Aunque tuviese que caminar con un solo pie,
la mirada del Señor no se aparta de mí,
desde la altura todo lo puede ver,
desde la altura nos da Su auxilio.

No hay autoridad de la tierra que sea más que el Señor,
porque los nombres pueden desaparecer, pueden olvidarse,
pero el Señor jamás pasará.
El Señor me mantiene y me da descanso por el duro trabajo.

El Señor borra las culpas con Su misericordia,
todas las culpas pasan a ser nada
porque Él las limpia, ni las manchas quedan.”



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