“El pecado es como un
bloque grande rectangular; este bloque cae sobre quien lo comete, pesa más que
el peso del cuerpo, asfixia, es terrible, aprisiona y atrapa.” (29 de marzo de
2017)
Dios en Su justicia, mide
con exactitud las acciones de los hombres; no hay acto que no quede sin ser
visto y medido, pero “Si confesamos
nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará
de toda maldad.” (1 Juan 1:9). Es decir, que aquel pecado que pesa y nos deja
estancados, es aquel por el que no nos hemos arrepentido de corazón.
“A los judíos que habían creído en Él, Jesús
les dijo:
-
Si se
mantienen fieles a mi palabra, serán realmente discípulos míos, conocerán la
verdad y la verdad los hará libres.
Le contestaron:
-
Somos
descendientes de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Por qué dices
que seremos libres?
Jesús les contestó:
-
Les aseguro
que quien peca es esclavo; y el esclavo no permanece siempre en la casa,
mientras que el hijo permanece siempre. Por tanto, si el Hijo les da la
libertad, serán realmente libres. Yo se que ustedes son descendientes de
Abrahán; pero tratan de matarme porque no aceptan mi palabra. Yo digo lo que he
visto junto a mi Padre; ustedes hacen lo que han oído a su padre.”
(palabras de Jesús en
el Evangelio de Juan 8, 31-38)
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