Buscar este blog

Traducir

lunes, 26 de junio de 2017

De la inmadurez, a la madurez espiritual



"No se enciende una lámpara para tenerla escondida (o debajo de un cajón), sino que se pone en el candelero para que los que entran vean la luz. La lámpara del cuerpo es el ojo: si tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si está enfermo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad. Procura que la luz que hay en ti no se oscurezca. Si el cuerpo entero está en la luz, sin nada de sombra, tendrá tanta luz, como cuando una lámpara te ilumina con su resplandor." 
(Palabras de Jesús, evangelio de Lucas 11, 33-36)

 

viernes, 16 de junio de 2017

El ciclo del perdon

"Bendito sea el Señor Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
Ahora sale triunfante nuestra salvación
en la casa de David su siervo,
como lo había dicho desde tiempos antiguos
por boca de sus Santos Profetas:
que nos salvaría de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
que nos mostraría el amor que tiene a nuestros padres
y como recuerda su santa alianza.
Pues juro a nuestro padre Abraham
que nos libraría de nuestros enemigos
para que lo sirvamos sin temor, juntos y santos,
todos los días de nuestra vida.
Y tu niño serás llamado Profeta del Altísimo
porque iras delante del Señor para prepararle sus caminos,
para decir a su pueblo lo que sera su salvación.
pues van a recibir el perdón de sus pecados,
obra de la misericordia de nuestro Dios,
cuando venga de lo alto para visitarnos
cual sol naciente,
iluminando a los que viven en tinieblas,
sentados en la sombra de la muerte,
y guiar nuestros pasos por un sendero de Paz."
Lucas 1, 68-79


martes, 13 de junio de 2017

Los Profetas del Dios Altísimo



“Que no se diga lo que el profeta quiere, sino lo que Dios manda a través de ellos.”

"Empezando por Moisés, elegido por El Altísimo para sacar a Su pueblo de Egipto, quien lo vio en zarza ardiente y no se creía capaz de tal labor: “¿Quién da la boca al hombre? ¿Quién lo hace mudo o sordo o perspicaz o ciego? ¿No soy yo, el Señor? Por tanto, ve; yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que tienes que decir.” (Éxodo 4, 11-12) 

Se puede, por Moisés y sus hermanos Aarón y Miriam, iniciar el extenso e interesante caminar de los profetas por este mundo:

Gracias Altísimo de grandes manos por presentarnos a:

Ajías, profeta que, sin casi ver y de avanzada edad, dijo con claridad lo que le mandaste.

Al profeta Elías, portador de sequía y lluvia, quien aparece en Sarepta al lado de la viuda y su hijo enfermo, hambrientos están y comparte el hambre con ellos para hacer un milagro porque su humildad no tiene límite, tanto, que recibió alimento del pico de los cuervos.

Aquel que ha subido en gran carroza de fuego, pero que le dejó a su humilde aprendiz el Manto Sagrado, purificaba el agua, sanaba, resucitaba, todos los santos trabajos los realizó con parte pequeña de Tu Espíritu: el profeta Eliseo.

Al profeta Samuel, un primogénito entregado por su madre en agradecimiento por su milagroso nacimiento; ungió al primer rey de Israel, a pesar de su molestia porque sabido era para él que no hay otro rey más que Tú, aquel que luego unge al segundo rey, David, apartando los prejuicios humanos.

Desde aquel que anunció el nacimiento de Tu Hijo 700 años antes, como el profeta Isaías; a aquel que le correspondió escribir a los paganos, elegido desde el vientre materno, el profeta Jeremías.

Aquel que vio tus cuatro seres vivientes: toro, león, águila y hombre; quien presenció Tu Gloria y escuchó Tu voz como estruendo: profeta Ezequiel.

Acusaciones terribles por los pecados del pueblo, anunciadas por el profeta Oseas. Dios pidió en aquel momento a través del profeta Joel, tal como en el Éxodo, penitencia y arrepentimiento.

Muchas fueron las visiones de Amós y muchas sus peticiones a Dios para evitar la furia; así como pocas fueron las palabras del profeta Abdías, lo que importa es que es el Altísimo quien habla y quiere ser escuchado.

Así seguimos con los Profetas Miqueas y Nahún. También el que se preguntó “¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me escuches?” Habacuc; pasando por Sofonías y Ageo; Zacarías, el de las ocho visiones.

Llegamos al profeta Daniel, él y sus amigos lanzados al horno ardiente por no idolatrar estatuas y el Ángel del Señor los salvó por Su Santa Voluntad. Ante un león hambriento, Daniel es nuevamente salvado por Aquel que supera cualquier amenaza.

Malaquías, el llamado último de los profetas que marcó un largo período de silencio con estas palabras: “Dice el Señor: Yo los amo. Ustedes preguntan: ¿En qué se nota que nos amas?” “Cuando ustedes lo vean con sus ojos, dirán: La grandeza del Señor desborda las fronteras de Israel.” (1, 2-5). 

Tu Espíritu y poder acompañó a aquel que preparó el camino a Tu Hijo, aquel que se vestía de piel de camello y se alimentada con saltamontes y miel, con voz potente y gran valentía; Tu voz en el desierto: Juan el Bautista.

Y entonces, posterior a la resurrección de Tu amado Hijo, las profetizas hijas de Felipe de Cesarea y Agabo quien profetizó a Pablo el Apóstol el mensaje de Tu Santo Espíritu, cerramos este recorrido leyendo estas palabras de Tu Predilecto:  

“La época de la Ley y los Profetas se cerró con Juan. Desde entonces se está proclamando el Reino de Dios, y cada cual se esfuerza por conquistarlo.” (Palabras de Jesús evangelio de Lucas 16,16)

sábado, 10 de junio de 2017

La eficiencia en el trabajo



"Bondad en dorado;

Lealtad en rojo;

Amor, color rosa;

Paciencia como el azul del cielo;

Sabiduría, color oro;

Prudencia, como la plata;

Rectitud, color arcilla, tierra creada por el Altísimo;

Humildad, blanca como el algodón;

Recompensa, color esmeralda;

Honradez, color salmón como el amanecer;

Fe, como el azul rey.”


“1. Esta, la visión de semejanza de la gloria del Señor; y vi, y caí sobre mi rostro; y oí la voz de hablante, que me dijo: «Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y te hablaré»;


2. y vino sobre mí un espíritu, y cogióme, y levantóme y púsome sobre mis pies; y le oía yo hablarme; 


3. y me dijo: «Hijo de hombre, yo te envío a la casa de Israel, a los que me exacerban; los cuales me han exacerbado (e hijos de dura faz y recio corazón —yo te envío a ellos), ellos y sus padres, hasta el día de hoy 


4. y dirás a ellos: Esto dice el Señor:


5. «Si por ventura han de oír o aterrarse, por cuanto casa exacerbadora es; y han de conocer que profeta eres tú, en medio de ellos.


6. Y tú, hijo de hombre, no les temáis; ni te pasmes a faz de ellos; por cuanto se juntarán para aguijonear y acometerte en contorno, y en medio de escorpiones tú habitas; sus palabras no temas, y a faz de ellos no te pasmes; por cuanto casa exacerbadora es. 


7. Y hablarás mis palabras a ellos; si por ventura han de oír o aterrarse; pues casa exacerbadora es.


8. Y tú, hijo de hombre, oye a quien te habla; no te hagas exacerbador tal como esta casa la exacerbadora: abre tu boca y come lo que yo te doy.» 


9. Y vi, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella una punta de libro; y la desenvolvió; y en ella escrito estaba lo de delante y lo de atrás, y estaba escrita lamentación, y cantar, y ay. Ezequiel” 
(Ezequiel 2, 1-9, Biblia Septuaginta https://www.bibliatodo.com/la-biblia/Version-septuaginta/ezequiel-2)

jueves, 8 de junio de 2017

Cantar de los Cantares


"Ahora es tu turno, párate y léelo: "El Cantar de los Cantares",
 a todos los presentes en el salon, de allí de los 70." 08-06-2017.
"El Cantar de los Cantares es parecido a la Ley; EL solo podría guiar a la humanidad" o "Por culpa de los pecados de los hombres, la presencia de Dios se había ido alejando del mundo, pero con el Cantar de los Cantares ha vuelto a la Tierra". La Biblia Ilustrada. Antiguo Testamento, Libros Sapienciales II.

“La Biblia griega, comúnmente llamada Biblia Septuaginta o Biblia de los Setenta
( μετάφρασις τν βδομήκοντα), y generalmente abreviada simplemente LXX, es una traducción en griego koiné de textos hebreos y arameos más antiguos que las posteriores series de ediciones que siglos más tarde fueron asentadas en la forma actual del texto hebreo-arameo del Tanaj o Biblia hebrea. Representa una síntesis en que se subraya el monoteísmo judío e israelita, así como el carácter universalista de su ética.1
La Biblia Septuaginta fue el texto utilizado por las comunidades judías de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griegas.2 De hecho, la partición, la clasificación, el orden y los nombres de los libros del Antiguo Testamento de las Biblias cristianas (cristianas ortodoxas en Oriente, católicas y protestantes en Occidente) no viene del Tanaj o Biblia hebrea, sino que proviene de los códices judíos y cristianos de la Septuaginta.
El nombre de Septuaginta se debe a que solía redondearse a 70 el número total de sus 72 presuntos traductores.
Según la misma leyenda, la comparación del trabajo de todos reveló que los sabios habían coincidido en su trabajo de forma milagrosa.” https://es.wikipedia.org/wiki/Septuaginta

Cantares 1 La esposa y las hijas de Jerusalén
“1.  Cantar de los cantares; el que es de Salomón.
2.  «Béseme con los besos de su boca» —Pues buenos son tus pechos(a) sobre el vino; y el olor de tus ungüentos (b), sobre todos los aromas, ungüento deshecho, tu nombre(c). Por esto jovencillas (d) te han amado,
3.  atraídote; en tu pos, al olor de tus ungüentos correremos. «Introdújome el rey en su recámara». —Nos alborozaremos y alegraremos en ti; amaremos tus pechos sobre el vino; la rectitud te ha amado.
4.  «Negra soy y bella, hijas de Israel, cual pabellones de Cedar, cual tapices de Salomón.
5.  No reparéis en mí yo esté ennegrecida; porque mal me paró el sol: hijos de mi madre lucharon contra mí; pusiéronme guardiana en viñas; la viña mía no guardé (e) —
6.  Anúnciame, el a quien ha amado mi alma, dónde pastoreas; dónde sesteas al mediodía; no sea que me convierta como en lanzada alrededor de las greyes de tus compañeros (f).
7.  «Si no te conocieres, la hermosa entre mujeres, sal tú en huellas de las greyes; y pastorea tus cabritos por los pabellones de los pastores» (g).
8.  «A mi caballería en carros de Faraón te he asemejado (h), la allegada mía.

La esposa y el esposo

9.  ¡Cuál han florecido tus mejillas, como tórtolas (i), tu cerviz como collares (j)!»
10.  «Figuras (k) de oro te haremos con puntos de plata».
11.  Mientras el rey (l) en su recostadero (m), mi nardo ha dado su olor(n).
12.  Hacecillo del estacte mi hermano para mí; en medio de mis pechos(o) reposará (p).
13.  Racimo de la alheña, mi hermano para mí, en viñas de Engadí (q).
14.  «He aquí eres hermosa, la allegada mía; he aquí eres hermosa: tus ojos, palomas».
15.  He aquí eres hermoso, hermano mío, asimismo florido; además nuestro reclinadero, umbrío;
16.  vigas de nuestras casas, cedros; artesonados nuestros cipreses(r).
Cantares 2
1.  Yo flor de la campiña, azucena de las hondonadas. —
2.  «Como azucena en medio de espinos(a), así la allegada mía en medio de las hijas».
3.  Como manzano entre los leños de la selva, así mi hermano en medio de los hijos. A su sombra he anhelado y sentádome, y su fruto, dulce a mi paladar.
4.  Introducidme en casa del vino (b); disponed sobre mí el amor(c) .
5.  Fortalecedme en ungüentos; llenadme en manzanas; que herida de amor, yo.
6.  Su izquierda, bajo mi cabeza, y su derecha me abrazará».
7.  «Conjurádoos he, hijas de Jerusalén, en las virtudes y fuerzas del campo (d) — ¡si excitareis y suscitareis el amor hasta que él quiera (e)!»
8.  Voz del hermano mío, he aquí que ése llega, saltando por sobre los montes, atravesando por las colinas.
9.  Semejante es mi hermano a la corza o cervato de ciervos (f) sobre los montes de Betel. —He aquí que ése, detrás de nuestra pared, inclinándose a las ventanas, asomándose a las celosías.
10.  Responde mi hermano y díceme: «Levántate, ven, la allegada mía, hermosa mía, paloma mía.
11.  Pues he aquí el invierno ha pasado, la lluvia partido, ídose;
12.  las flores aparecido en la tierra; tiempo de la poda, llegado; voz de la tórtola oídose en nuestra tierra;
13.  la higuera producido sus brotes (g); las vides florecen; han dado olor. Levántate, ven, la allegada mía, hermosa mía, paloma mía. Y ven,
14.  tú, paloma mía, al abrigo de la peña, junto al antemural; muéstrame tu rostro, y hazme oír tu voz; que tu voz, dulce, y tu rostro, florido».
15.  Cogednos las raposas pequeñas que aniquilan viñas (h); y nuestras vides florecen.
16.  Mi hermano, para mí, y yo, para él, el que pastorea entre los lirios;
17.  hasta que aliente el día, y se remuevan las sombras. Retorna, aseméjate, tú hermano, a la corza o cervato de ciervos sobre montes de hondonadas.
Cantares 3 El ensueño de la esposa
1.  En mi lecho en las noches, he buscado al a quien amó mi alma; busquéle, y no le hallé; llaméle, y no escuchó.
2.  Me levantaré ya, y correré a través de la ciudad, de las plazas y de las calles, y buscaré al a quien amó mi alma; le busqué y no le hallé.
3.  Halláronme los guardadores, los que corren al través de la ciudad: « ¿Acaso el a quien ama mi alma, habéis visto?».
4.  ¡Cuán poco que pasé de ellos, hasta que hallé al a quien ama mi alma! Retúvele y no le dejé, hasta introducirle en casa de mi madre y a la recámara de la que me concibió—.
5.  Conjurádoos he, hijas de Jerusalén en las virtudes y fuerzas del campo si excitareis y suscitareis el amor hasta que él quiera—.
El cortejo de bodas
6.  « ¿Quién es ésta que asciende del desierto(a), cual columna de humo encendida en mirra, olívano de todos polvos de ungüentario?
7.  He aquí el lecho de Salomón: sesenta poderosos en torno de él, de los poderosos de Israel;
8.  todos empuñando espada, enseñados a guerra; varón (b) —su espada sobre su muslo, por el espanto, en las noches.
9.  Litera hízose el rey Salomón, de leños del Líbano:
10.  sus columnas hizo la plata; su recostadero, áureo; de su gradería púrpura; su interior de pedrería(c) cuajado: amor de las hijas de Jerusalén (d).
11.  Hijas de Sión, salid y reparad en el rey Salomón, en la corona con que le coronó su madre en día de los desposorios de él, y en día de alegría del corazón de él.»
Cantares 4 El esposo alaba a la esposa
1.  «He aquí eres hermosa la allegada mía, he aquí eres hermosa. Tus ojos, palomas, fuera de tu callar(a). Tu cabellera (b), cual greyes de las cabras, que se están asomando desde Galaad.
2.  Tus dientes, cual greyes de las trasquiladas(c), que han ascendido del lavadero (d); que todas gemelizantes, y estéril no hay en ellas.
3.  Como cuerda, la purpúrea, tus labios; y tu habla graciosa; como corteza de granada, tu mejilla, fuera de tu callar.
4.  Como torre de David, tu cuello, la edificada con almenas; mil escudos penden de ella; todos dardos de los poderosos (e).
5.  Tus dos pechos, como dos crías mellizas de corza, las que pacen entre lirios (f).
6.  Hasta que aliente el día y se retiren las sombras, me iré al monte de la mirra y a la colina del Líbano (g).
7.  Toda hermosa eres, la allegada mía, y mancha no hay en ti.
8.  Ven del Líbano, esposa, ven del Líbano (h); pasarás y traspasarás del principado de fe (i); de la cabeza del Sanir y Hermón; de madrigueras de leones, de montes de leopardos.
9.  Herístenos el corazón, hermana mía, esposa; herístenos el corazón, con uno de tus ojos (j), en una (k); en ornato de tu cuello.
10.  ¡Cuánto se han hermoseado tus pechos, hermana mía, esposa! cuánto se han hermoseado tus pechos por el vino (l); y el olor de tus vestiduras sobre todos los aromas (m)!
11.  Panal destilan tus labios, esposa; miel y leche bajo tu lengua; y el olor de tus vestiduras, como olor del Líbano.
12.  Huerto cerrado, mi hermana, esposa; huerto cerrado, fuente sellada;
13.  tus efluvios, vergel de granados, con fruta de frutales;
14.  alheñas con nardos; nardo y azafrán, cálamo y cinamomo con todos los leños del Líbano; mirra y áloe, con todos los primeros ungüentos;
15.  fontana de vergel y pozo de agua viviente y sonando del Líbano abajo(n) ».
16.  «Levántate, aquilón; y ven austro y alienta a través de mi huerto, y fluyan mis aromas. Descienda mi hermano a su huerto, y coma la fruta de sus frutales.»
Cantares 5
1.  «Entré en el huerto, hermana mía, esposa; recolecté mi mirra con mis aromas. Comí mi pan con mi miel; bebí mi vino con mi leche; comed, parientes, y bebed y embriagáos (a), hermanos (b) ».
El tormento de la separación
2.  «Yo duermo y mi corazón vela; voz de mi hermano; golpea a la puerta; «Ábreme, hermana mía, la allegada mía, paloma mía, perfecta mía; que mi cabeza se ha llenado de rocío, y mis crenchas, de gotas de la noche(c) ».
3.  Heme desvestido mi túnica, ¿cómo me la vestiré? Heme lavado mis pies; ¿cómo los mancharé?
4.  Mi hermano ha metido su mano por la ventana; y mi vientre se estremeció sobre él.
5.  Levantéme a abrir a mi hermano; mis manos destilaron mirra; mis dedos, mirra llena sobre las manos del cerrojo (d).
6.  Abrí yo a mi hermano; mi hermano pasó; mi alma salió (e) en su palabra; le busqué, y no le hallé; le llamé y no me obedeció.
7.  Halláronme los guardas, los que rondan en la ciudad; percutiéronme, hiriéronme; quitaron mi cendal de mí los guardas de los muros.
8.  «Conjurádoos os he, hijas de Jerusalén, en las virtudes y en las fuerzas del campo —si hallareis a mi hermano ¿qué le anunciaréis? que herida de amor, yo»—.
La esposa alaba al esposo
9.  ¿Qué, tu hermano de hermano (f), la hermosa entre mujeres? qué, tu hermano de hermano, que así nos has conjurado?
10.  «Mi hermano, albo y rosado, elegido entre miríadas.
11. Su cabeza, oro y solidez (g), sus crenchas, abetos (h), negras como cuervo.
12.  Sus ojos, como paloma sobre llenura de aguas bañadas (i) en leche, sentadas sobre llenuras.
13.  Sus mejillas, como tazas del aroma que producen lo ungüentario; sus labios, lirios (j) destilando mirra llena (k).
14.  Sus manos, torneadas, áureas, llenas de crisólito (l); su vientre, redoma marfileña con piedra de zafiro.
15.  Sus muslos, columnas marmóreas fundadas en basas áureas; su figura, como el Líbano (m), elegido, como cedro(n).
16.  Su garganta(o) dulzuras, y todo anhelo (p). Este, el hermano mío y éste el allegado mío, hijas de Jerusalén».
Cantares 6 Mutuo encanto del esposo y de la esposa
1.  Mi hermano ha descendido a su huerto, a las tazas del aroma, a pastorear en huertos y recoger lirios.
2.  Yo, para mi hermano, y mi hermano para mí, el que pastorea entre los lirios(a).
3.  «Hermosa eres, allegada mía, como complacencia; graciosa como Jerusalén; asombro, como batalladoras (b).
4.  Aparta tus ojos de delante de mí; pues ellos me han volado(c). Tu cabellera como greyes de las cabras, las que han asomado a Galaad;
5.  tus dientes, como greyes de las trasquiladas, las que han subido del lavadero; todas ellas gemelizantes; y estéril no hay entre ellas. Como cuerda, la purpúrea, tus labios; y tu habla graciosa.
6.  Como corteza de granada, tu mejilla, fuera de tu callar.
7.  Sesenta son las reinas, y ochenta, las concubinas; y jovencillas de que no hay número;
8.  una es la paloma mía, la perfecta mía; una es para su madre; escogida es para la que la parió (d). Viéronla las hijas, y la felicitarán; reinas, asimismo concubinas, y la loarán». —
9.  ¿Cuál ésta, la que va asomando, cual si aurora; hermosa, como luna; escogida, como el sol; asombro, como batalladoras?
10.  «A huerto de nuez he descendido a ver por los gérmenes del torrente; a ver si ha florecido la vid, han abierto las granadas; allí te daré mis pechos (e).
11.  No conoció mi alma (f): me pusieron (g) carros de Aminadab (h) .»
12.  Vuelve, vuelve, la Sulamita; vuelve, vuelve, y te contemplaremos.
Cantares 7
1.  « ¿Qué veréis en la Sulamita(a)? la que viene, cual coros de campamentos (b) . —Hermoseádose han tus pasos en tus sandalias, hija de príncipe; los movimientos de tus muslos, semejante a collares, obra de artífice.
2.  Tu ombligo, taza torneada, no falta de misto(c); tu vientre, acervo de trigo, cercado entre azucenas.
3.  Tus dos pechos como dos cervatos mellizos de corza;
4.  tu cuello, como torre marfileña; tus ojos como lagunas en Esebón, en puertas de hija (d) de muchedumbre (e). Tu nariz como torre del Líbano mirando a faz de Damasco.
5.  Tu cabeza sobre ti, como el Carmelo, y el tocado de tu cabeza, como púrpura: un rey ceñido en pliegues.
6.  ¡Cómo te has hermoseado y cómo suavizádote, amor, en tus delicias!
7.  Esta, tu grandeza: te has asemejado a la palmera; y tus pechos a los racimos.
8.  Dije: «Subiré a la palmera; me apoderaré de sus alturas; y serán ya tus pechos, como racimos de vid, y el olor de tu nariz como pomas;
9.  y tu garganta, como vino el bueno. —«Que va a mi hermano en derechura, que basta a mis labios y dientes (f).
10.  Yo para mi hermano, y a mí su inclinación.
11.  Ven, hermano mío; salgamos al campo; reposemos en aldeas;
12.  madruguemos en las viñas; veamos si ha florecido la vid, florecido el olivo y florecido los granados, allí te daré mis pechos.
13.  Las mandrágoras han dado olor; y, a las puertas nuestras, toda fruta nueva con vieja, hermano mío, he guardado para ti.»
Cantares 8
1.  « ¿Quién diera que tú, hermano mío, mamaras los pechos de mi madre(a)? Hallándote fuera, te besara; y por cierto no me aniquilarán (b).
2.  Te tomaré, te introduciré en casa de mi madre, y en lo recóndito de la que me concibió; te daré a beber del vino, el aromado, de la fontana de mis granados.
3.  Su izquierda, bajo mi cabeza, y su derecha me abrazará»—.
4.  Conjurádoos he, hijas de Jerusalén en las virtudes y en las fuerzas del campo si excitareis y si suscitareis el amor(c), hasta que quisiere.
El poder del amor
5.  ¿Quién ésta, que asciende emblanquecida, reclinada en su hermano?
6.  «Bajo manzano (d) te he despertado (e): allí angustiosa te tuvo tu madre; allí angustiosa te tuvo la que te parió (f).
7.  Ponme como sello sobre tu corazón; como sello sobre tu brazo (g); que fuerte, como muerte, el amor; duros como los infiernos los celos; el chisporroteo de fuego, las llamas de él; agua mucha no podrá apagar el amor, y ríos no lo inundarán. Si diere el varón toda su vida (h) en (i) el amor, anonadando, la anonadará.
8.  Nuestra hermana, pequeña, y pechos no tiene (j) ¿Qué haremos a nuestra hermana en el día en que se le hable (k) en él?
9.  Si muro (l) es, edifiquemos sobre ella almenas argénteas; y si puerta (m) es, engastemos sobre ella tabla cedrina»—.
10.  «Yo, muro, y mis pechos, como torres; yo era, en ojos de ellos(n), como la que halla paz(o).
11.  Viña tuvo Salomón en Bectlamón, dio su viña a los guardadores; un varón traerá, en fruto de ella; mil (p) de plata;
12.  mi viña, la mía delante de mí: los mil para Salomón, y los doscientos para los guardadores de su fruto (q).
13.  El que habitas en huertos(r), los compañeros, pendientes(s) de tu voz: házmela oír (t).»
14.  «Huye, hermano mío, y aseméjate a la corza o a la cría de los ciervos, sobre montes de aromas.»(u).”

https://www.bibliatodo.com/la-biblia/Version-septuaginta/cantares-1