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miércoles, 11 de julio de 2018

La Conversión


La Conversión

En el Santo Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.”

La Conversión es el acto de solicitar el perdón de nuestros pecados ante el Señor, para que Él nos perdone y nos sane, y tengamos la esperanza de una vida eterna.
Para lograr la Conversión debemos solicitarla; haciendo expiación por nuestros pecados.
Hacer un acto de expiación, es hacer reconocimiento de nuestros pecados ante el Señor, Dios. Hay varios días para tal propósito, siendo el mejor día: el día de nuestro arrepentimiento. Hay un día en el año, Calendario del Señor, para La Fiesta del Perdón:

El día décimo del mismo mes séptimo, ustedes tendrán una reunión sagrada, ayunarán y no harán ningún trabajo de trabajador.Números 29, 7.

El reconocimiento de nuestros pecados lo hacemos en función del conocimiento de los mismos, previo al conocimiento de las Leyes de Dios; el incumplimiento de las Leyes de Dios nos hace ser pecadores. Muchas veces somos advertidos de nuestros pecados, inclusive, teniendo conocimiento de las Leyes de Dios, es decir: Mandamientos, preceptos, prescripciones dadas por Él, y por su Hijo Jesús, en el texto santo bíblico.

Siempre que alguien advierta que se ha hecho culpable de cualquiera de estos hechos, deberá confesar aquello en que ha pecado.” Levítico 5, 5.

Para lograr una verdadera Conversión, deberá haber un verdadero arrepentimiento.

“¿Por qué, pues, has menospreciado la Palabra del Señor y has hecho lo que es malo ante sus ojos?2 Samuel 12, 9.

Entonces decimos:
He pecado contra el Señor.” 2 Samuel 12, 13.

Una vez hecho el acto del reconocimiento del pecado, debemos apartarnos del camino del pecado, y asumir posturas de ayuno y de humildad.

Al oír Ajab todas estas palabras, rasgo sus vestiduras, se puso un saco sobre la carne y ayuno.”

1 Reyes 21.
Cantamos al Señor:

“Haz memoria, Señor,

De tus misericordias y tus Gracias,

Pues ellas son de siempre.

Mis errores de joven y mis culpas,

Esas no las recuerdes:

Acuérdate de mí según tu amor,

En gracia a tus bondades.” Salmo 25 (24), 6.


Dichoso el perdonado de la culpa,

Al que han sido cubiertos los pecados.” Salmo 32(31), 1.


Te confesé mis faltas y no encubrí mis culpas,

Pensando: << Confesaré mis yerros al Señor>>.

Y tú me perdonaste el mal de mi pecado.” Salmo 32(31), 5.


Contra ti, contra ti solo he pecado

Y hecho el mal ante tus ojos.” Salmo 51(50), 6.


Yo te invoco, Señor, desde el profundo,

Escucha mi clamor,

Estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.

Si tú, Señor, no olvidas los pecados,

¿Quién podrá subsistir?Salmo 130 (129), 1-3.


El Señor, Dios, nos responde a nuestras súplicas, indicándonos qué debemos hacer para lograr sus Gracias ante el arrepentimiento de nuestros pecados:


Lavaos, purificaos.

Apartad vuestras malas acciones

De delante de mis ojos;

Cesad de obrar el mal,

Aprended a obrar el bien;

Buscad lo que es justo,

Enderezad lo violento;

Defended al huérfano

Proteged a la viuda.” Palabras de Dios, Isaías 1, 16-17.


Volved, hijos rebeldes – oráculo del Señor-, pues yo soy vuestro dueño, y os tomaré: a uno de una ciudad y a dos de una familia, y os llevaré a Sión.” Palabras de Dios, Jeremías 3, 14.


Convertíos, hijos rebeldes, curaré vuestras rebeldías.” Jeremías 3, 22.


El temor al Señor es requerido para obtener sus Gracias:


Escuchadlo,

Pueblo necio y sin cordura,

Que tienen ojos y no ven,

Tienen oídos y no oyen.

¿no me temeréis?

  • - Oráculo del Señor -

¿No temblareis ante mí,

Que puse la arena por frontera al mar,

Barrera eterna que no ha de pasar?

Agitarse podrá, pero no le valdrá;

Bramarán sus olas, pero no la pasarán.

Pero este pueblo tiene un corazón

Terco y rebelde;

Dieron media vuelta y se fueron

Y en su corazón no dijeron:

<<Temámos al Señor nuestro Dios,

Que da la lluvia, la lluvia temprana

Y la lluvia tardía, a su tiempo;

Las semanas fijadas para la siega

Él nos las asegura>>.” Jeremías 5, 21-25.


Pasados muchos años, y sin Dios olvidarse de la humanidad; nos amó tanto que mando a su propio Hijo, Jesús, para lograr conversiones en nosotros:


Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

Camino del mar, más allá del Jordán,

Galilea de los gentiles.

El pueblo que caminaba en tinieblas

Vió una gran Luz;

Para aquellos que yacían en región y sombra de muerte

Una Luz amaneció.Mateo 4, 15-16.


Entonces Jesús nos vino a predicar, la inmensa importancia de la Conversión, siendo sus primeras Palabras registradas en  uno de los cuatro Santos Evangelios:

“<<Convertíos; porque el Reino de los Cielos está cerca>>.” Palabras de Jesús, Mateo 4, 17.

Un llamado desde los inicios de la humanidad de Dios, donde Jesús habla del reconocimiento y de las penitencias para lograr la Conversión:

Entonces comenzó a increpar a las ciudades en que se habían realizado la mayoría de sus milagros, por no haberse convertido: <<! ¡Ay de ti Corazaín! ¡Ay de ti Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en cenizas, se habrían convertido.” Mateo 11, 20.

Antes de Jesús, vino un profeta llamado Jonás y hubo quienes se convirtieron con él:

Los habitantes de Nínive comparecerán en el juicio con esta generación y la condenaran; porque ellas se convirtieron ante la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.” Palabras de Jesus en Mateo 12, 41.

Jesús, antes de ascender, deja a sus discípulos preparados y le da el poder sobre los espíritus impuros. Eso sucede en la actualidad, por voluntades del Señor, haciendo llamado a las nuevas generaciones:

Recorría las aldeas circunvecinas enseñando, convoca a los Doce, y los fue enviando de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.Marcos 6, 6b.

Partieron pues a predicar para que se convirtieran. Expulsaron muchos demonios, ungieron con aceite a muchos enfermos y hacían curaciones.” Marcos 6, 12-13.

Un episodio registrado de crueldad, que deja lamentaciones en la sociedad; donde Jesús vuelve a hacer un fuerte llamado a la Conversión:

En aquel momento se presentaron unos para contarle lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de las victimas que ofrecían. Él les respondió: << ¿Piensan que esos galileos, por haber sufrido semejante suerte, eran más pecadores que todos los demás galileos? Nada de eso – os lo digo yo -; y si no se convierten, todos perecerán igualmente. Y de aquellos dieciocho sobre los cuales se desplomo la torre de Siloé y los mato. ¿piensa que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Nada de eso – os lo digo yo -; y si no se convierten, todos perecerán de la misma manera>>.” Palabras de Jesús Lucas 13, 1-5.

Debemos saber, y para muchos: motivo de fiesta y de alegría, que en el Cielo hay fiestas por tan solo un convertido; así de importante es:

Os digo que igualmente habrá más alegría en el Cielo por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión.”

Palabras de Jesús, Lucas 15, 7.

Igualmente –os digo- hay gran alegría en el Cielo por un solo pecador que se convierte.”

Palabras de Jesús, Lucas 15, 10.

En esos momentos de mucho dolor, cuando la muerte corporal se hace inevitable, hasta en esos difíciles momentos, el Señor reconoce a quienes, con humildad, le reconocen; entonces lo convierte:

Uno de los malhechores crucificado lo insultaba: << ¿No eres tú el Cristo? Pues sálvate a ti mismo y a nosotros>>. Pero el otro lo reprendió, diciendo: ¿Ni siquiera tu temes a Dios, tu que estas padeciendo el mismo suplicio? Nosotros con justicia, pues estamos recibiendo lo merecido por nuestras fechorías. Pero este nada malo ha hecho>>. Y añadió: <<! Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu reino!>>. Él le contesto: << Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso>>.” Lucas 23, 39-43.


Para entender las Escrituras hay que tener postura de entendimiento, la sabiduría es concedida por el Señor:

Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras, y les dijo: << Así está escrito: que el Cristo tenía que padecer, que al tercer día había de resucitar de entre los muertos, y que en su Nombre había de predicarse la Conversión para el perdón de los pecados de todas las naciones, comenzando por Jerusalén.” Lucas 24, 45-47.

Se hace un llamado a todos los fieles del Señor:

Conviértanse, y que cada uno de ustedes se bautice en el Nombre de Jesucristo para remisión de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo; porque esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos cuantos, estando lejos, el Señor nuestro Dios se dignare llamar>>.”

Hechos 2, 38-41.

Así bien pues que, atendamos el llamado que el Padre Celestial, bondadoso y paciente, nos hace para nuestra conversión:

“ ¿O es que menosprecias la riqueza de su bondad y de su paciencia y de su comprensión, al no reconocer que esta bondad de Dios intenta llevarte a la conversión?.” Romanos 2, 4.




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