Salmo 9,
1-38 |
|
“Yo te alabo, Señor, con todo
el corazón, |
Alef |
Refiriendo tus numerosas
maravillas. |
|
En ti gozo y exulto |
|
Y canto salmos a tu Nombre,
Altísimo. |
|
Cuando mis enemigos
retroceden, |
Bet |
Tropiezan y perecen ante tu
presencia, |
|
Pues tú llevas mi causa y mi
litigio, |
|
Sentado en tu tribunal de
justo juez. |
|
Tú repruebas a los pueblos,
extirpas al impío |
Guimel |
Y borras sus nombres para
siempre: |
|
Perece el enemigo en ruina
sempiterna, |
|
Arrasas sus ciudades, se
pierde su recuerdo. |
|
Pero el Señor se sienta para
siempre, |
He |
Apresta el tribunal para el
juicio. |
|
Gobierna el orbe con justicia |
|
Y juzga las naciones
rectamente. |
|
El Señor es el torreón del
oprimido, |
Vau |
Su refugio en los momentos del
aprieto. |
|
En ti esperan los que saben de
tu Nombre, |
|
Pues tú no abandonas, Señor,
al que te busca. |
|
Celebrad al Señor que mora en
Sion, |
Zain |
Proclamad entre las gentes sus
acciones. |
|
Él recuerda el delito y pide
cuentas, |
|
Y no olvida el clamor del
afligido. |
|
Ten, Señor, piedad de mí, |
Jet |
Observa mi pesar ante los que
me aborrecen, |
|
Elévame de las entradas de la
muerte. |
|
Así podre cantar tus alabanzas |
|
A las puertas de la hija de
Sion, |
|
Y celebrar en júbilo tu
auxilio. |
|
Los gentiles naufragan en la
fosa que hicieron, |
Tet |
En la red que ocultaron se
enmarañan sus pies. |
|
Yahveh se manifiesta, lleva a
cabo el proceso, |
|
En las obras de sus manos cae
preso el impío. |
|
Los malvados retornan al seol, |
Yod |
Y así todos los pueblos |
|
Que se olvidan de Dios. |
|
Él, cierto, no se olvida |
Kaf |
Del pobre para siempre, |
|
No se malogra por los siglos |
|
La esperanza del humilde. |
|
Levántate Yahveh, no se engría
el humano; |
|
A juicio las naciones ante ti. |
|
Imponles tu temor, |
|
Y que sepan los pueblos |
|
Que solo son hombres. |
|
¿Por qué, Señor, te tienes a
distancia, |
Lamed |
Te inhibes en los momentos del
aprieto? |
|
En la euforia del impío se
consume el humilde |
|
Y es cogido en la insidia que
aquel trama. |
|
El malvado se jacta en sus
caprichos, |
Mem |
Profiere maldición y desprecia
al Señor. |
|
Con el rostro altanero, no le
busca; |
Nun |
<<Dios no
existe>>, es cuanto se le antoja. |
|
Sus caminos prosperan sin
cesar, |
|
Tus juicios le están lejos |
|
Y hace burla de todos sus
rivales. |
Samek |
|
|
En su interior se dice:
<<Jamás sucumbiré |
Pe |
Ni tendré nunca
reveses>>. |
|
Su boca está repleta |
|
De maldición, de injurias y
dolor; |
|
Bajo su lengua, intrigas y
maldad. |
|
Apostado en los rincones de
los barrios, |
|
Da muerte ocultamente al
inocente |
|
Y acecha con el ojo al
desvalido. |
|
A escondidas pone trampas,
cual león en madriguera, |
|
Tiende insidias para cazar al
afligido, |
|
Le aprisiona, arrastrándole en
sus redes. |
Ain |
Los abate, los postra |
Sade |
Y se deja caer con todo el
peso |
|
Contra los desvalidos. |
|
En su interior se dice:
<<Dios se olvida, |
|
Tiene oculto su rostro y no
vera jamás>>. |
|
Levántate, Yahveh, |
Qof |
Eleva, Dios, tu mano. |
|
¿Por qué a de desdeñar a Dios
el descreído, |
|
Decir en su interior:
<<No pide cuentas>>. |
|
Tú mismo puedes ver, |
Res |
Observar el pesar y la
aflicción y tomarlos en tus manos. |
|
A ti el pobre se abandona, |
|
Al huérfano eres tu quien le
socorre. |
|
|
|
Rompe el brazo del impío, |
Sin |
Exige de su mal las cuentas al
malvado |
|
Y que ya ni se le encuentre. |
|
Yahveh reina por los siglos: |
|
Fenecen los gentiles alejados
de su tierra. |
|
|
|
El anhelo de los pobres tú lo
sientes, Señor; |
Tau |
Confórtalos y atiéndelos, |
|
Vengando los derechos del
huérfano y del débil, |
|
Y no siembre más terror el
hombre de la tierra.” |
|
|
|
Salmo 33, 1-23. |
|
“Bendeciré al Señor en todo
tiempo, |
Alef |
Sus alabanzas siempre en mi
boca. |
|
Mi alma se gloria en el Señor |
Bet |
Y, al oírlo, se alegran los
humildes. |
|
Alabad conmigo al Señor, |
Guimel |
Ensalcemos al unísono su
Nombre. |
|
Cuando busco al Señor, Él me
responde |
Dalet |
Y me libra de todos mis
terrores. |
|
Poned en Él los ojos, estad
radiantes |
He |
Y no tengáis los rostros
abatidos. |
|
Cuando el pobre lo invoca, Él
lo escucha |
Zain |
Y lo libra de todos sus
aprietos. |
|
El Ángel del Señor acampa en
torno |
Jet |
De los que le temen, y los
salva. |
|
Saboread y veréis |
Tet |
Cuán bueno es el Señor: |
|
dichosos los que en Él buscan
abrigo. |
|
Adorad al Señor, sus elegidos, |
Yod |
Que de nada carece el que le
teme. |
|
Los ricos se empobrecen, pasan
hambre; |
Kaf |
Mas, quien busca al Señor, |
|
No carecerá de bien alguno. |
|
Venid, hijos y escuchadme, |
Lamed |
Que el temor del Señor quiero
enseñaros. |
|
¿Quién se complace en el vivir |
Mem |
Y desea días largos, en que
poder gozar del bien?. |
|
Ten en guarda tu lengua de lo
malo |
Nun |
Y tus labios de palabras
engañosas. |
|
Alejado del mal, practica el
bien, |
Samek |
Busca la paz y ve tras ella. |
|
|
|
Los ojos del Señor están sobre
el justo, |
Ain |
Su oído atento a su clamor; |
|
Pero su ceño se posa en los
malvados |
Pe |
Para borrar del mundo su
memoria. |
|
Claman aquellos y Él escucha |
Sade |
Y los libra de todos sus
pesares. |
|
Cercano al afligido está el
Señor, |
Qof |
Él levanta al de espíritu
abatido. |
|
Grandes son los males de los
justos, |
Res |
Y Él los salva de todos. |
|
El preserva sus huesos, |
Sin |
Sin que ninguno de entre ellos
se fracture. |
|
|
|
El impío perece en su maldad, |
Tau |
El que aborrece al justo es
inculpado; |
|
El Señor rescata a sus
servidores: |
|
Los que acuden a Él no
penaran.” |
|
|
|
Salmo 36, 1-40. |
|
“No te enojes por causa del
impío |
Alef |
Ni envidies al autor de
iniquidad, |
|
Pues presto como el heno
languidecen |
|
Como la hierba verde se
marchitan. |
|
Confía en el Señor y obra
bien: |
Bet |
Moraras en el país |
|
Y de tu fidelidad tendrás
contento. |
|
Deja al Señor tus
suertes, |
Guimel |
Y abandónate a Él, que Él
obrara. |
|
Él pondrá en plena luz tu
causa justa |
Dalet |
Y en claror de mediodía, tus
derechos. |
|
Apacigua tu ira y no te
enfades |
He |
Ni te enojes, quizá para hacer
mal. |
|
Serán abatidos los malvados |
|
Y el que espera en el Señor
tendrá al país. |
|
Un poco, y el impío ya no
existe; |
Vau |
Si oteas sus parajes, ya no
está. |
|
Los humildes, en cambio,
heredan el país |
|
Y gozan de todo bien. |
|
Maquinan los impíos contra el
justo |
Zain |
Y rechinan sus dientes contra
él, |
|
Pero el Señor se ríe ante sus
cuentas, |
|
Viendo llegar su día. |
|
Desenvainan la espada los
impíos, |
Jet |
Tensan luego sus arcos, |
|
Para abatir al pobre y
desvalido |
|
Y dar muerte a los justos. |
|
Su espada se hundirá en su
propio pecho, |
|
Con sus arcos en trizas. |
|
Vale más la migaja de los
justos |
Tet |
Que las riquezas del impío. |
|
Los brazos del impío se
quebrantan, |
|
Mientras hallan los justos,
sostén en el Señor. |
|
Los días del perfecto, Él, los
conoce, |
Yod |
Su suerte es duradera. |
|
En los tiempos infaustos no
tendrá que avergonzarse, |
|
Y en el día del hambre podrá
gozar de hartura. |
|
Van, en cambio, a la ruina los
impíos: |
Kaf |
Como el verdor del campo |
|
Fenecen los enemigos del
Señor, |
|
Disipándose en humo. |
|
Pide el malo prestado y no
devuelve, |
Lamed |
Mas el justo se apiada y hace
dones. |
|
Aquellos que Él bendiga
poseerán la tierra, |
|
Los que Él maldice serán
exterminados. |
|
El Señor afirma el paso del
varón |
Mem |
En cuyas sendas se complace. |
|
No quedara postrado, aunque
cayere, |
|
Pues el Señor lo tiene de su
mano. |
|
Fui joven y he llegado a la
vejez, |
Nun |
Y nunca vi al justo en
desamparo |
|
Ni a sus hijos mendigando el
pan. |
|
Siempre abierto a piedad, sabe
prestar, |
|
Y su estirpe es alabada. |
|
Apártate del mal y haz el bien, |
Samek |
Y tendrás morada duradera, |
|
Pues el Señor ama lo recto |
|
Y no deja en la brecha a sus
amigos. |
|
Mientras estos perduran, |
|
La raza del impío es
extirpada. |
Ain |
Los justos han de ser los
herederos de la Tierra, |
|
Y habitaran en ella para
siempre. |
|
|
|
La boca del perfecto conversa
sabiamente, |
Pe |
Su lengua habla lo justo; |
|
Lleva en su corazón la ley de
Dios, |
|
Y sus pasos no vacilan. |
|
Al acecho del justo está el
impío, |
Sade |
Buscando como pueda darle
muerte; |
|
Mas el Señor no lo abandona a
su poder |
|
Ni deja que en el juicio lo
condenen. |
|
|
|
Espera en el Señor y guarda
sus caminos, |
Qof |
Y Él te encumbrara hasta la
herencia de la Tierra; |
|
Podrás ver con tus ojos la
ruina del impío. |
|
Vi al impío infundir miedo, |
Res |
Expandirse como árbol
floreciente; |
|
Pase luego, y halle que ya no
estaba, |
|
Lo busque, mas ya no pude dar
con él. |
|
|
|
Conserva la inocencia y mira
rectamente, |
Sin |
Pues hay un porvenir para el
perfecto; |
|
Los culpables serán a una
exterminados |
|
Y su posteridad será
extirpada. |
|
|
|
El auxilio del justo es el
Señor, |
Tau |
Su refugio en la hora del
aprieto. |
|
El Señor lo recorre y lo
rescata, |
|
Lo libra del impío y lo
preserva, |
|
Por haber buscado en Él
refugio.” |
|
|
|
Salmo 110, 10. |
|
“Aleluya. |
|
Alabare al Señor con todo el
corazón, |
Alef |
En el consejo de los justos |
Bet |
Y en la plena asamblea. |
|
Grandiosas son las obras del
Señor, |
Guimel |
Meditadas por todos |
Dalet |
Cuantos tienen en ella sus
contentos. |
|
Su obrar es majestuoso y
esplendente, |
He |
Su justicia permanece por los
siglos: |
Vau |
Él hizo memorable sus
portentos. |
Zain |
El Señor es bondadoso y
compasivo, |
Jet |
Da el sustento al que le teme |
Yod |
Y recuerda por siempre su
alianza. |
|
A su pueblo revelo |
Kaf |
La fuerza de sus obras, |
|
Al darle la heredad de las
naciones. |
Lamed |
Las obras de sus manos, |
Mem |
Son leales y justas, |
Nun |
E indefectibles todos sus
preceptos. |
Samek |
Por los siglos, por siempre, |
Ain |
Están establecidos, |
|
Con verdad y equidad han sido
hechos. |
|
|
|
Él envía a su pueblo
redención, |
Pe |
Y prescribe su pacto por los
siglos, |
Sade |
Él, el Santo y terrible por su
Nombre. |
Qof |
El temor del Señor es el
principio |
Res |
de la sabiduría; |
|
bien avisados son los que lo
siguen: |
Sin |
su alabanza subsiste
eternamente.” |
Tau |
|
|
Salmo 111,10. |
|
“Aleluya. |
|
Dichoso el hombre que teme al
Señor |
Alef |
Y tiene en sus mandatos sus
contentos. |
Bet |
Pujante en el país es su
linaje, |
Guimel |
Pues la estirpe del justo es
bendecida. |
Dalet |
En su casa hay riqueza y
abundancia, |
He |
Y su prosperidad subsiste para
siempre. |
Vau |
Es una luz para el justo en
las tinieblas, |
Zain |
El compasivo, clemente y
bondadoso. |
Jet |
Feliz el que se apiada y da
prestado, |
Tet |
Y el que rige su hacienda con
justicia: |
Yod |
Jamás fenecerá, |
Kaf |
Es perdurable el recuerdo de
los justos. |
Lamed |
No tendrá que temer de malas
nuevas: |
Mem |
Su corazón seguro confía en el
Señor. |
Nun |
|
|
Su valor se mantiene, sin
temer, |
Samek |
Mientras ve sus opresores
confundidos. |
Ain |
|
|
Generoso hace dones a los
pobres, |
Pe |
Y su prosperidad permanece
para siempre: |
Sade |
Su frente habrá de erguirse
con honor. |
|
|
|
El impío al mirarlo, siente
enojo, |
Res |
Rechinando sus dientes, se
consume, |
Sin |
Pues sus propios afanes se
malogran.” |
Tau |
|
|
Salmo 118, 1-176. |
|
“Dichosos los que, sin mancha
en su conducta, |
Alef |
La ley del Señor toman por
guía; |
|
Dichosos quienes observan sus
avisos |
|
Y lo buscan con todo el
corazón, |
|
Que no incurren en maldad |
|
Y se guían por sus sendas. |
|
Tú diste tus mandatos |
|
A fin de que se cumplan con
esmero: |
|
Ojala que mis pasos sean
firmes |
|
En la guarda de tus leyes. |
|
No quedare entonces defraudado |
|
Por seguir tus dictados; |
|
Con recto corazón te alabare, |
|
Al aprender tus justas
decisiones. |
|
Tus mandatos yo, cierto, he de
cumplirlos: |
|
No me dejes por nada en
abandono. |
|
|
|
¿Cómo podrá un joven seguir el
buen camino? |
Bet |
Cumpliendo tu palabra. |
|
Yo te busco con todo el
corazón: |
|
No permitas que me desvíe de
tus mandatos; |
|
En mi interior escondo tus
palabras, |
|
A fin de no pecar en tu
presencia. |
|
Bendito seas Señor, |
|
Enséname tus leyes. |
|
Con mis labios yo anuncio |
|
Las decisiones todas de tu
boca. |
|
En seguir tus avisos tengo
gozo, |
|
Más que en toda riqueza. |
|
Tus preceptos yo quiero
meditarlos |
|
Y fijarme en tus senderos. |
|
En tus leyes me complazco: |
|
Jamás me olvidare de tu
palabra. |
|
|
|
Haz merced a tu siervo: |
Guimel |
Que yo viva y guarde tu
palabra. |
|
Destápame los ojos y que vea |
|
Los misterios de tu ley. |
|
Yo soy un peregrino por el
mundo: |
|
No me ocultes tus preceptos. |
|
Mi alma se deshace de
nostalgia |
|
Hacia tus decisiones, de
continuo. |
|
Tú lanzas maldición a los
soberbios |
|
Que abandonan tus leyes. |
|
Ahórrame el oprobio y la
deshonra: |
|
Yo observo tus avisos. |
|
Aunque se unan los grandes y
tramen contra mí, |
|
Meditara tu siervo tus
mandatos: |
|
Yo tengo en tus avisos mis
delicias, |
|
Y ellos son mis consejeros. |
|
|
|
Mi alma está tocando con el
polvo: |
Dalet |
Dame vida conforme a tu
palabra. |
|
Yo describo mi camino y tú me
atiendes: |
|
Adoctríname en tus
instituciones; |
|
Introdúceme al curso de tus
leyes, |
|
Que yo pueda rumiar tus
maravillas. |
|
Mi alma es toda llanto de
pesar: |
|
Susténtame, conforme a tu
palabra. |
|
Ahórrame las sendas mentirosas |
|
Y hazme la gracia de tu ley. |
|
Yo he elegido la senda de
verdad |
|
Y hago mío tus juicios; |
|
Yo me apego a tu enseñanza: |
|
No permitas, Señor, que me
avergüence. |
|
Correré por los caminos de tu
ley, |
|
Pues tú ensanchas mis
entrañas. |
|
|
|
Instrúyeme, Señor, en tus
mandatos, |
He |
Y yo los guardare hasta el
final. |
|
Dame saber y observare tu ley, |
|
La guardare de todo corazón. |
|
Encáuzame por la senda de tus
leyes, |
|
Que en ella me complazco. |
|
Pon en mi inclinación a tus
avisos |
|
Y no a mi provecho. |
|
Desvía mi mirada de lo vano |
|
Y haz que viva en tus caminos. |
|
Haz real en tu siervo la
palabra |
|
Que lleva a tu temor. |
|
Aparta de mí el oprobio del
recelo, |
|
Pues tus decisiones son
amables. |
|
Mira mi amor a tus mandatos |
|
Y hazme vivir en tu justicia. |
|
|
|
Venga a mí, Señor, tu gracia |
Vau |
Tu socorro conforme a tu
promesa, |
|
Y podre yo responder al que me
insulta |
|
Que fio en tu palabra. |
|
No arranques de mi boca la
palabra de verdad: |
|
Yo confío en tus decretos, |
|
Y he de guardar tu ley |
|
Por siempre, eternamente. |
|
Podre andar en la holgura, |
|
Pues busco tus mandatos; |
|
Podre hablar ante los reyes de
tus revelaciones, |
|
Sin tener que azararme. |
|
Yo me complazco en tus
preceptos |
|
Y les tengo afección. |
|
Bendigo tus prescripciones,
que yo amo, |
|
Y medito tus leyes. |
|
|
|
Ten presente a tu siervo la
promesa |
Zain |
En que me has hecho que
esperara. |
|
En mis pesares tengo yo este
consuelo: |
|
Que tu palabra me da vida. |
|
Los soberbios me toman a
irrisión |
|
Más de tu ley no me desvío; |
|
Recuerdo tu juicio de otro
tiempo, |
|
Señor, y me consuelo. |
|
Soy pasto del furor de los
impíos |
|
Que abandonan tu ley. |
|
Tus preceptos me son como
cantares |
|
En la casa en que habito. |
|
En la noche, Señor, me acuerdo
de tu Nombre |
|
Y hago guardia a tu ley. |
|
Cuanto tengo está aquí: |
|
Guardar tus mandamientos. |
|
|
|
Mi destino, Señor, -yo lo
proclamo-, |
Jet |
Es guardar tus ordenanzas. |
|
De corazón imploro tu favor: |
|
Apiádate, conforme a tu
promesa. |
|
A reflexión someto mis
senderos |
|
Y retorno mis pies a tus
avisos; |
|
Me apresuro y no dudo |
|
En observar tus mandamientos. |
|
Los lazos del impío me rodean, |
|
Más de tu ley, yo no me
olvido. |
|
Me levanto en medio de la
noche |
|
Para alabarte por tus justos
decretos. |
|
Soy amigo de todo el que te
teme |
|
Y observa tus mandatos. |
|
De tus gracias, Señor, la
tierra está repleta: |
|
Instrúyeme en tus leyes. |
|
|
|
Eres generoso con tu siervo, |
Tet |
Conforme, Señor, a tu palabra. |
|
Enséñame juicio y discreción: |
|
Yo tengo fe en tus mandatos. |
|
Primero de humillarme andaba
errado, |
|
Pero ahora retengo tu palabra. |
|
Tú eres bueno y haces bien: |
|
Enséñame tus leyes. |
|
Los soberbios me embarran de
mentiras, |
|
Más yo guardo tus leyes con
amor, |
|
su corazón es craso como el
sebo, |
|
mas para mi tu ley son mis
delicias. |
|
Saludable me ha sido la
aflicción |
|
Para aprender tus
mandamientos. |
|
Las leyes de tu boca cuestan
más para mí |
|
Que miles de moneda de oro y
plata. |
|
|
|
Tus manos me han creado y me
han formado: |
Yod |
Enséñame a comprender tus
mandamientos. |
|
Tus fieles me verán y gozaran |
|
De que me haya acogido a tu
palabra. |
|
Yo sé, Señor, que tu juicio es
justo |
|
Y que tienes razón al
afligirme. |
|
Que tu piedad me alcance y
viviré, |
|
Tu ley son mis delicias. |
|
Confúndase el soberbio que sin
razón me aflige: |
|
Yo rumio tus preceptos. |
|
Que se vuelvan a mí los que te
temen |
|
Y podrán comprobar tus
testimonios. |
|
Que yo sea perfecto en tus
mandatos, |
|
Para no quedar avergonzado. |
|
|
|
Mi alma desfallece por tu
amparo, |
Kaf |
Yo fio en tu palabra; |
|
Mis ojos languidecen hacia tus
promesas |
|
Y digo: << ¿Cuándo
vendrás a consolarme? >>. |
|
Aun estando como odre puesto
al humo, |
|
No olvido tus preceptos. |
|
¿Cuánto montan los días de tu
siervo? |
|
¿Cuándo harás tu juicio a mi
opresor? |
|
Ante mi excavan fosas los
soberbios |
|
En contra de tu ley. |
|
Tus mandatos son todos
lealtad: |
|
Sin razón me persiguen; se mi
ayuda. |
|
Por muy poco me borran de la
tierra, |
|
Mas no abandono tus preceptos. |
|
Por tu amor hazme vivir |
|
Y observaré el aviso de tu
boca. |
|
|
|
Para siempre, Señor, |
Lamed |
Subsiste en los cielos tu
palabra; |
|
Por todas las edades, tu
verdad: |
|
Tú fundaste la Tierra y se
mantiene. |
|
Conforme a tus decretos,
perduran hasta hoy, |
|
Porque todo se tiene a tu
servicio. |
|
Si en tu ley no tuviera mis
delicias, |
|
Hubiera perecido en mi
miseria. |
|
Jamás me olvidare de tus
decretos, |
|
Pues por ellos me das vida. |
|
Tuyo soy, se tu mi auxilio, |
|
Pues yo estudio tus preceptos. |
|
Para ruina me acechan los
malvados, |
|
Mas yo prosigo absorto en tus
avisos. |
|
En toda perfección descubro
límites, |
|
Mas tus preceptos son vastos
en extremo. |
|
|
|
¡Como quiero yo tu ley! |
Mem |
Ella es mi meditación de todo
el día. |
|
Sobre mis enemigos me hacen
sabio tus mandatos, |
|
Pues siempre están conmigo; |
|
Aventajo en saber a mis
maestros, |
|
Por meditar en tus
revelaciones; |
|
Penetro más allá que los
ancianos, |
|
Por guardar tus preceptos. |
|
De todo mal camino retengo yo
mis pies, |
|
Por obedecer a tu palabra. |
|
De tus juicios no disiento, |
|
Pues eres tú el que me enseña. |
|
¡Cuán suaves al paladar son
tus palabras, |
|
Más que miel a la boca! |
|
A través de tus mandatos yo
comprendo |
|
Y aborrezco el camino de
mentira. |
|
|
|
Tu palabra es el faro de mis
pies |
Nun |
Y una luz en mi senda. |
|
Yo hice juramento, y lo
mantengo, |
|
De observar tus justas
decisiones. |
|
Harto grande es mi pena: |
|
Dame, Señor, la vida, conforme
a tu palabra. |
|
Acepta, Señor, la oferta de mi
boca |
|
Y dame a conocer tus
decisiones. |
|
Mi vida está en mi mano
expuesta de continuo, |
|
Más no me olvido de tu ley. |
|
Los impíos me ponen
asechanzas, |
|
Más de tu ley no me desvío. |
|
Mi heredad serán por siempre
tus avisos, |
|
Ellos son la alegría de mi
alma. |
|
Inclino el corazón a practicar
tus leyes, |
|
Por siempre, hasta el final. |
|
|
|
Yo aborrezco los equívocos, |
Samek |
Y a tu ley tengo afecto. |
|
Tú eres mi abrigo y tú, mi
escudo, |
|
Yo fio en tu palabra. |
|
Apartaos de mí, los
malhechores, |
|
Yo cumplo los preceptos de mi
Dios. |
|
Sostenme, según tú promesa, y
viviré, |
|
No expongas a bochorno mi
esperanza, |
|
Mantenme y seré salvo, |
|
Tendré siempre a mi vista tus
preceptos. |
|
Al que deja tus leyes lo
desechas, |
|
Su astucia es engañosa. |
|
Como escoria remueves al
impío, |
|
Y así tengo yo amor a tus
avisos. |
|
Ante ti mi pavor mi carne se
estremece |
|
Y temo tus juicios. |
|
|
|
Yo practico derecho y
rectitud: |
Ain |
No me des al poder del
enemigo. |
|
Garantiza a tu siervo para
bien, |
|
Que no me opriman los
soberbios. |
|
Mis ojos languidecen por tu
auxilio, |
|
Por tu palabra recta. |
|
Conforme a tu bondad trata a
tu siervo |
|
Y dame a conocer tus
ordenanzas. |
|
Yo soy tu servidor: dame
sentido |
|
Y que pueda gustar tus
testimonios. |
|
Es el tiempo de obrar para el
Señor: |
|
Se ha conculcado tu ley. |
|
Así tengo yo amor a tus
mandatos, |
|
Por encima del oro más
precioso. |
|
Por eso me dirijo por todos
tus preceptos |
|
Y aborrezco el camino de
mentira. |
|
|
|
Tus testimonios son
maravillosos, |
Pe |
Por eso yo los guardo; |
|
La instrucción en tus dichos
ilumina, |
|
Da juicio a los sencillos. |
|
La boca abro y aspiro, |
|
De anhelo hacia tus leyes. |
|
Vuélvete a mí y acógeme en tu
gracia, |
|
Según haces con quien ama tu
nombre. |
|
Asegura mi paso en tus
palabras |
|
Y que nada perverso me domine. |
|
Sálvame del abuso de los
hombres: |
|
Guardare tus preceptos. |
|
Haz brillar tu presencia ante
tu siervo |
|
Y enséname tus leyes. |
|
Ríos de agua descienden de mis
ojos |
|
De que tu ley no sea
observada. |
|
|
|
Tú eres justo, Señor, |
Sade |
Y tus juicios rectos; |
|
Tú prescribes avisos con razón |
|
Y con toda verdad. |
|
Mi celo me consume |
|
De ver que el enemigo olvida
tus dictados. |
|
Tu palabra está bien
acrisolada |
|
Y tu siervo la mira con amor. |
|
Poca cosa soy yo y
despreciable, |
|
Más no olvido tus decretos. |
|
Tu justicia es eterna |
|
Y tu ley es verdad. |
|
Si el pesar y la angustia dan
conmigo, |
|
En tus leyes encuentro mis
delicias. |
|
Tus avisos son siempre
rectitud: |
|
Hazme sabio y que viva. |
|
|
|
De corazón te invoco;
respóndeme, Señor: |
Qof |
Cumpliré tus decretos. |
|
A ti clamo, socórreme: |
|
Guardare tus avisos. |
|
Al alba me levanto para
invocar tu ayuda: |
|
Yo fio en tu palabra; |
|
Mis ojos anticipan las
vigilias, |
|
A fin de meditar en tu
promesa. |
|
Escucha mi clamor, según tu
amor; |
|
Dame vida, Señor, conforme a
tu decreto. |
|
Mi enemigo se asocia con el
mal, |
|
Se aleja de tu ley. |
|
Tú, Señor, estas cerca |
|
Y todos tus preceptos son
leales. |
|
Hace tiempo conozco tus
avisos, |
|
Que tú tienes fijados para
siempre. |
|
|
|
Considera mi pena y ponme a
salvo: |
Res |
Yo no tengo tu ley en el
olvido. |
|
Propugna mi derecho,
rescatándome, |
|
Y según tu promesa dame vida. |
|
Lejano del malvado está el
auxilio, |
|
Pues no busca tu ley. |
|
Tus piedades, Señor, son
numerosas: |
|
Conforme a tu decreto, dame
vida. |
|
Muchos son mis enemigos y
opresores, |
|
Pero yo no me desvío de tu
ley. |
|
Cuando veo traidores, me da
tedio |
|
De que no guarden tu palabra. |
|
Considera como yo amo tus
decretos |
|
Y por tu amor, Señor, haz que
yo viva. |
|
En tu palabra se resume la
verdad |
|
Y tus justos decretos son
eternos. |
|
|
|
Los grandes me persiguen sin
razón, |
Sin |
Mas mi corazón teme tus
dichos. |
|
Estoy de tus promesas tan
gozoso |
|
Como el que encuentra un gran
botín. |
|
Desprecio la falacia y la
abomino, |
|
Tengo afecto a tu ley. |
|
Siete veces al día te bendigo |
|
Por tus justos decretos. |
|
Para el que ama tu ley es todo
paz, |
|
No conoce tropiezo, |
|
Yo confío, Señor, en tu
socorro, |
|
Mientras cumplo tus leyes. |
|
Tus avisos yo los guardo |
|
Y les tengo gran amor. |
|
Observo tus decretos y tus
leyes, |
|
Mis caminos te están todos
delante. |
|
|
|
Que mi queja, Señor, llegue
hasta ti, |
Tau |
Dame saber conforme a tu
palabra; |
|
Que mi plegaria alcance a tu
presencia, |
|
Según tus promesas, ponme en
salvo. |
|
Que mis labios publiquen tu
alabanza, |
|
Pues me enseñas tus mandatos, |
|
Que mi lengua se haga eco de
tus dichos, |
|
Pues tus leyes son perfectas. |
|
Que tu mano este presta a
socorrerme, |
|
Pues yo elijo tus dictados. |
|
Yo suspiro, Señor, por tu
socorro, |
|
Y tu ley constituye mis
delicias. |
|
Viva yo para alabarte, |
|
Y que tus decisiones me
defiendan. |
|
Como oveja perdida estoy
errante: |
|
Ven en busca de tu siervo, |
|
Yo de tus mandatos no me
olvido.” |
|
Amen. |
|