Salmo 9,
1-15. |
|
“Yo te alabo, Señor, con todo
el corazón, |
Alef |
Refiriendo tus numerosas
maravillas. |
|
En ti gozo y exulto |
|
Y canto salmos a tu Nombre,
Altísimo. |
|
Cuando mis enemigos
retroceden, |
Bet |
Tropiezan y perecen ante tu
presencia, |
|
Pues tú llevas mi causa y mi
litigio, |
|
Sentado en tu tribunal de
justo juez. |
|
“Tu repruebas a los pueblos,
extirpas al impío |
Guimel |
Y borras sus nombres para
siempre: |
|
Perece el enemigo en ruina
sempiterna, |
|
Arrasas sus ciudades, se
pierde su recuerdo. |
|
Pero el Señor se sienta para
siempre, |
He |
Apresta el tribunal para el
juicio. |
|
Gobierna el orbe con justicia |
|
Y juzga las naciones
rectamente. |
|
El Señor es el torreón del
oprimido, |
Vau |
Su refugio en los momentos del
aprieto. |
|
En ti esperan los que saben de
tu Nombre, |
|
Pues tú no abandonas, Señor,
al que te busca. |
|
Celebrad al Señor que mora en
Sion, |
Zain |
Proclamad entre las gentes sus
acciones. |
|
El recuerda el delito y pide
cuentas, |
|
Y no olvida el clamor del
afligido. |
|
Ten, Señor, piedad de mí, |
Jet |
Observa mi pesar ante los que
me aborrecen, |
|
Elévame de las entradas de la
muerte. |
|
Así podre cantar tus alabanzas |
|
A las puertas de la hija de
Sion, |
|
Y celebrar en jubilo tu
auxilio.” |
|
|
|
Salmo 33, 1-8. |
|
“Bendeciré al Señor en todo
tiempo, |
Alef |
Sus alabanzas siempre en mi
boca. |
|
Mi alma se gloria en el Señor |
Bet |
Y, al oírlo, se alegran los
humildes. |
|
Alabad conmigo al Señor, |
Guimel |
Ensalcemos al unísono su
Nombre. |
|
Cuando busco al Señor, Él me
responde |
Dalet |
Y me libra de todos mis
terrores. |
|
Poned en Él los ojos, estad
radiantes |
He |
Y no tengáis los rostros
abatidos. |
|
Cuando el pobre lo invoca, Él
lo escucha |
Zain |
Y lo libra de todos sus
aprietos. |
|
El Ángel del Señor acampa en
torno |
Jet |
De los que le temen, y los
salva.” |
|
|
|
Salmo 36, 1-15. |
|
“No te enojes por causa del
impío |
Alef |
Ni envidies al autor de
iniquidad, |
|
Pues presto como el heno
languidecen |
|
Como la hierba verde se
marchitan. |
|
Confía en el Señor y obra
bien: |
Bet |
Moraras en el país |
|
Y de tu fidelidad tendrás
contento. |
|
Deja al Señor tus
suertes, |
Guimel |
Y abandónate a Él, que Él
obrara. |
|
El pondrá en plena luz tu
causa justa |
Dalet |
Y en claror de mediodía, tus
derechos. |
|
Apacigua tu ira y no te
enfades |
He |
Ni te enojes, quizá para hacer
mal. |
|
Serán abatidos los malvados |
|
Y el que espera en el Señor
tendrá al país. |
|
Un poco, y el impío ya no
existe; |
Vau |
Si oteas sus parajes, ya no
está. |
|
Los humildes, en cambio,
heredan el país |
|
Y gozan de todo bien. |
|
Maquinan los impíos contra el
justo |
Zain |
Y rechinan sus dientes contra
él, |
|
Pero el Señor se ríe ante sus
cuentas, |
|
Viendo llegar su día. |
|
Desenvainan la espada los
impíos, |
Jet |
Tensan luego sus arcos, |
|
Para abatir al pobre y
desvalido |
|
Y dar muerte a los justos. |
|
Su espada se hundirá en su
propio pecho, |
|
Con sus arcos en trizas.” |
|
|
|
Salmo 110, 4. |
|
“Aleluya. |
|
Alabare al Señor con todo el
corazón, |
Alef |
En el consejo de los justos |
Bet |
Y en la plena asamblea. |
|
Grandiosas son las obras del
Señor, |
Guimel |
Meditadas por todos |
Dalet |
Cuantos tienen en ella sus
contentos. |
|
Su obrar es majestuoso y
esplendente, |
He |
Su justicia permanece por los
siglos: |
Vau |
El hizo memorable sus
portentos. |
Zain |
El Señor es bondadoso y
compasivo,” |
Jet |
|
|
Salmo 111,4. |
|
“Aleluya. |
|
Dichoso el hombre que teme al
Señor |
Alef |
Y tiene en sus mandatos sus
contentos. |
Bet |
Pujante en el país es su
linaje, |
Guimel |
Pues la estirpe del justo es
bendecida. |
Dalet |
En su casa hay riqueza y
abundancia, |
He |
Y su prosperidad subsiste para
siempre. |
Vau |
Es una luz para el justo en
las tinieblas, |
Zain |
El compasivo, clemente y
bondadoso.” |
Jet |
|
|
Salmo 118, 1-64. |
|
“Dichosos los que, sin mancha
en su conducta, |
Alef |
La ley del Señor toman por
guía; |
|
Dichosos quienes observan sus
avisos |
|
Y lo buscan con todo el
corazón, |
|
Que no incurren en maldad |
|
Y se guían por sus sendas. |
|
Tú diste tus mandatos |
|
A fin de que se cumplan con
esmero: |
|
Ojala que mis pasos sean
firmes |
|
En la guarda de tus leyes. |
|
No quedare entonces defraudado |
|
Por seguir tus dictados; |
|
Con recto corazón te alabare, |
|
Al aprender tus justas
decisiones. |
|
Tus mandatos yo, cierto, he de
cumplirlos: |
|
No me dejes por nada en
abandono. |
|
|
|
¿Cómo podrá un joven seguir el
buen camino? |
Bet |
Cumpliendo tu palabra. |
|
Yo te busco con todo el
corazón: |
|
No permitas que me desvíe de
tus mandatos; |
|
En mi interior escondo tus
palabras, |
|
A fin de no pecar en tu
presencia. |
|
Bendito seas Señor, |
|
Enséname tus leyes. |
|
Con mis labios yo anuncio |
|
Las decisiones todas de tu
boca. |
|
En seguir tus avisos tengo
gozo, |
|
Más que en toda riqueza. |
|
Tus preceptos yo quiero
meditarlos |
|
Y fijarme en tus senderos. |
|
En tus leyes me complazco: |
|
Jamás me olvidare de tu
palabra. |
|
|
|
Haz merced a tu siervo: |
Guimel |
Que yo viva y guarde tu
palabra. |
|
Destápame los ojos y que vea |
|
Los misterios de tu ley. |
|
Yo soy un peregrino por el
mundo: |
|
No me ocultes tus preceptos. |
|
Mi alma se deshace de
nostalgia |
|
Hacia tus decisiones, de
continuo. |
|
Tú lanzas maldición a los
soberbios |
|
Que abandonan tus leyes. |
|
Ahórrame el oprobio y la
deshonra: |
|
Yo observo tus avisos. |
|
Aunque se unan los grandes y
tramen contra mí, |
|
Meditara tu siervo tus
mandatos: |
|
Yo tengo en tus avisos mis
delicias, |
|
Y ellos son mis consejeros. |
|
|
|
Mi alma está tocando con el
polvo: |
Dalet |
Dame vida conforme a tu
palabra. |
|
Yo describo mi camino y tú me
atiendes: |
|
Adoctríname en tus
instituciones; |
|
Introdúceme al curso de tus
leyes, |
|
Que yo pueda rumiar tus
maravillas. |
|
Mi alma es toda llanto de
pesar: |
|
Susténtame, conforme a tu
palabra. |
|
Ahórrame las sendas mentirosas |
|
Y hazme la gracia de tu ley. |
|
Yo he elegido la senda de
verdad |
|
Y hago mío tus juicios; |
|
Yo me apego a tu enseñanza: |
|
No permitas, Señor, que me
avergüence. |
|
Correré por los caminos de tu
ley, |
|
Pues tú ensanchas mis
entrañas. |
|
|
|
Instrúyeme, Señor, en tus
mandatos, |
He |
Y yo los guardare hasta el
final. |
|
Dame saber y observare tu ley, |
|
La guardare de todo corazón. |
|
Encáuzame por la senda de tus
leyes, |
|
Que en ella me complazco. |
|
Pon en mi inclinación a tus
avisos |
|
Y no a mi provecho. |
|
Desvía mi mirada de lo vano |
|
Y haz que viva en tus caminos. |
|
Haz real en tu siervo la
palabra |
|
Que lleva a tu temor. |
|
Aparta de mí el oprobio del
recelo, |
|
Pues tus decisiones son
amables. |
|
Mira mi amor a tus mandatos |
|
Y hazme vivir en tu justicia. |
|
|
|
Venga a mí, Señor, tu gracia |
Vau |
Tu socorro conforme a tu
promesa, |
|
Y podre yo responder al que me
insulta |
|
Que fio en tu palabra. |
|
No arranques de mi boca la
palabra de verdad: |
|
Yo confío en tus decretos, |
|
Y he de guardar tu ley |
|
Por siempre, eternamente. |
|
Podre andar en la holgura, |
|
Pues busco tus mandatos; |
|
Podre hablar ante los reyes de
tus revelaciones, |
|
Sin tener que azararme. |
|
Yo me complazco en tus
preceptos |
|
Y les tengo afección. |
|
Bendigo tus prescripciones,
que yo amo, |
|
Y medito tus leyes. |
|
|
|
Ten presente a tu siervo la
promesa |
Zain |
En que me has hecho que
esperara. |
|
En mis pesares tengo yo este
consuelo: |
|
Que tu palabra me da vida. |
|
Los soberbios me toman a
irrisión |
|
Más de tu ley no me desvío; |
|
Recuerdo tu juicio de otro
tiempo, |
|
Señor, y me consuelo. |
|
Soy pasto del furor de los
impíos |
|
Que abandonan tu ley. |
|
Tus preceptos me son como
cantares |
|
En la casa en que habito. |
|
En la noche, Señor, me acuerdo
de tu Nombre |
|
Y hago guardia a tu ley. |
|
Cuanto tengo está aquí: |
|
Guardar tus mandamientos. |
|
|
|
Mi destino, Señor, -yo lo
proclamo-, |
Jet |
Es guardar tus ordenanzas. |
|
De corazón imploro tu favor: |
|
Apiádate, conforme a tu
promesa. |
|
A reflexión someto mis
senderos |
|
Y retorno mis pies a tus
avisos; |
|
Me apresuro y no dudo |
|
En observar tus mandamientos. |
|
Los lazos del impío me rodean, |
|
Más de tu ley, yo no me
olvido. |
|
Me levanto en medio de la
noche |
|
Para alabarte por tus justos
decretos. |
|
Soy amigo de todo el que te
teme |
|
Y observa tus mandatos. |
|
De tus gracias, Señor, la
tierra está repleta: |
|
Instrúyeme en tus leyes.” |
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario